—¿A qué te dedicas, Adam?
Pregunta Theo, cuando la comida ya estaba servida los hermanos y el vampiro procedieron a comer, Dylan estaba ansioso por probar el vino italiano pero tuvo que conformarse con la limonada, ya que Theo optó por guardar el vino para otra ocasión.
—Soy arquitecto, mi familia ayudó a construir la mayoría de edificios en Arrowbrook—Adam hace una pausa para beber la limonada, carraspea un poco—. De hecho, fuimos parte de su fundación.
—Así que ustedes son como la realeza de aquí—dice Dylan, no muy impresionado con el papel que tiene Adam respecto a la comunidad.
—Sí, algo así.
—¿Por qué no me lo habías dicho?—preguntó Hayden sorprendido ante aquella revelación.
—No quería incomodarte, para la mayoría de personas es grandioso salir con alguien tan importante pero para otros resulta aterrador.
—¿A qué te refieres?
—Todos conocen a mi familia, bueno...la mayoría, siempre tenemos ojos por doquier, la gente siempre habla sobre lo que hizo un Blackgem.
«Buena suerte, hermano». Piensa Dylan, pues Hayden nunca ha sido alguien que le fascine ser visto por cientos de personas o que hablen de él, es algo que trae desde muy joven. Cuando era el cumpleaños del hijo de un vecino, Hayden se mantenía sentado al lado de sus padres, a pesar de que lo animaban a jugar con los demás.
Eso en el mejor de los casos, o nunca iba, prefiriendo quedarse en casa viendo caricaturas, a Dylan le parece extraño que Hayden esté teniendo una cita ahora mismo con un atractivo vampiro si apenas se hace notar en público. Generalmente, cuando no está en casa es porque está trabajando en Jazz Grill o en la universidad, por eso se pregunta en qué circunstancias conoció a Adam.
—¿Qué hay de ustedes?
—Soy maestro en la Academia Merrygrove, es una escuela exclusiva para jóvenes hechiceros, tengo a mi cargo un grupo de primer año de preparatoria. No es algo sencillo.
—Por supuesto, se requiere de mucha paciencia para trabajar con esta nueva generación. ¿Y tú, Dylan?
—Estudio Arte, voy en segundo año.
—¿Qué te gustaría hacer cuando te gradúes?
—Aún no lo sé—Dylan se encoge de hombros, realmente nunca ha considerado su futuro profesional, lo cual ha sido objeto de reproche por parte de Theo—, tal vez busque poner mis obras en alguna galería o subastarlas para que las compre un millonario.
—Si quieres puedo ayudarte, tengo algunos contactos en el mundo del arte, podrías participar en una exhibición.
«Vaya, suena interesante, si no soy famoso a nivel mundial al menos me conocerán en Transilvania». No iba a soltar ese pensamiento, pero ganas a Dylan no le faltaban, es una oferta muy tentadora que sólo un idiota podría rechazar.
—Te lo agradecería bastante.
—Perfecto, podemos discutirlo cuando quieras.
—Eres muy considerado—dice Hayden, colocando su mano sobre la de Adam, le parece fantástico que esté dispuesto a ayudar a Dylan a encaminar su pasión por el arte.
«Espero que esta cena termine pronto o me subirá el azúcar con tanta dulzura romántica». Dylan se lleva un trozo de tarta a la boca, no es un fanático del romance, no cree que exista, pues tarde o temprano, las relaciones terminan incluso después de haberse jurado la eternidad en un altar.
Si no terminan por culpa de la traición, la temible muerte es enviada para acabar con esa felicidad con el filo de su guadaña, ella ya había venido una vez a la vida de los MacNamara.
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Los MacNamara y La Cofradía Sacrilega
FantasyEn un mundo donde los humanos son plenamente conscientes de la existencia de licántropos, vampiros y hechiceros, la convivencia no es totalmente pacífica, pues predomina la desconfianza del primer grupo hacia el segundo, considerándolos un auténtico...