Capítulo 12

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En la noche, Xavier pasó a recoger a Theo en su automóvil color rojo, antes de marcharse el mayor de los MacNamara estuvo horas mirándose en el espejo tratando de encontrar cualquier imperfección en su apariencia, a Dylan le pareció muy extraño, Xavier es un viejo conocido, no diría "amigo" ya que nunca fue tan cercano a él como lo es Theo, quien actuaba igual que alguien en su primera cita.

Xavier pregunta qué quiere ver una vez que llegaron al cine, había varias películas para todos los gustos, Theo no es fanático del horror, eso se lo deja a Dylan que tranquilamente puede ver una cinta donde se derraman litros de sangre. Entonces se decide por una comedia, su género predilecto, Xavier compra la comida e ingresan a la sala.

—¿Por qué escogiste estos asientos?—pregunta Theo al notar que están ubicados en los últimos asientos, los cuales casi nadie suele escoger.

Xavier se encoge de hombros.

—Tienen una buena vista. Además, aquí nadie nos molestará, nadie va a patearte el asiento desde atrás, no hay niños ruidosos alrededor y no escucharás los ronquidos de quien sea que se quede dormido.

Theo asiente, comprendiendo las razones expuestas, si hay algo que no tolera es que son las personas que no sepan guardar silencio, siempre le han gustado los lugares tranquilos, donde pueda tener una conversación consigo mismo, reflexionar sobre lo que ha hecho en el día, disfruta bastante de la paz a su alrededor.

—¿Nachos?—Xavier extiende la bandeja de plástico con aquel aperitivo bañado en queso derretido.

—Gracias—Theo acepta, llevándose a la boca uno de los nachos.

El filme cuenta la historia de una familia que decide pasar sus vacaciones en Filipinas después de tanto tiempo de no pasar juntos, pero el viaje comienza con el pie izquierdo cuando casi pierden las maletas, luego el padre cae desde un elefante.

El hijo menor empieza a gastar bromas a la gente, la hija del medio se enamora de un guía turístico mientras que el mayor se enamora del hermano mayor de este, una mezcla de drama y humor que mantienen a Theo tan concentrado que apenas se acuerda de comer.

No pudo evitar la nostalgia, esa familia humana le recordó a la suya, su madre trataba de mantener el orden en casa mientras que su padre era el amante de la diversión, casi nunca se tomaba las cosas en serio excepto cuando su esposa se lo pedía. A pesar de las diferencias de carácter, eran muy unidos, el amor siempre lograba prevalecer.

Una lágrima amenaza con delatar la tristeza que aún no ha podido enterrar, se la quita rápido, no quiere preocupar a Xavier. Es tarde, pues la mano de él alcanza la suya, ya no presta atención a la gran pantalla.

—¿Estás bien?

—Sí—Theo empieza a comer las palomitas—, no pasa nada.

—Si quieres podemos ir a mi casa o te puedo llevar a la tuya.

—No, hablo en serio, estoy bien.

Los dedos se entrelazan, formando una pequeña energía roja que se mezcla con la verde, Theo se sorprende un poco al percibir cómo una parte de su magia se entrelaza con la de Xavier, como si estuvieran hechas para encajar a la perfección desde un inicio.

Quiere apartarse ya que se siente vulnerable, expuesto ante el otro hombre con quien compartió una parte de su vida, pero algo dentro de su alma le suplica no hacerlo, intenta prestar atención a la película en vez de las reacciones de su cuerpo.

Entonces, una mano en su nuca lo acerca hasta tocar los labios de Xavier, la tristeza que inundó su corazón desapareció. Theo tenía los ojos abiertos porque no esperaba que su viejo amigo se atreviera a aliviar su angustia de esa forma.

Los MacNamara y La Cofradía SacrilegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora