Niall ve una fruta colgando de un enorme árbol, tiene la forma parecida a una manzana, es roja, redonda y voluminosa, tiene muchas ganas de morderla, a pesar de que sólo ha estado un par de horas en las Islas Mongkol y comió una barrita de chocolate, el hambre ha vuelto con mucha más intensidad que antes.
—No me importa que seas, pero te ves deliciosa—murmura, arracándola del árbol, su textura es bastante suave, a simple vista no parece peligrosa.
Estuvo a punto de dar el primer mordisco hasta que una brusca mano se la arrebató, era Lucy quien lo miraba frunciendo el ceño.
—No toques eso.
La líder lanzó esa fruta lejos para que Niall se olvide de ella, el hechicero hizo pucheros.
—Pero tengo hambre.
—Pensabas que era una manzana, ¿verdad? Pues te equivocas, eso era una Cletabosu, "La Fruta de los Locos", una sola mordida y empezarás a alucinar igual que un adicto que mezcló cocaína, cannabis, LSD y anfetaminas.
—Qué miedo un par de alucinaciones, una vez probé un poco hongos mágicos y lo peor que me pasó fue ver el techo cambiando de color.
Niall pone los ojos en blanco, iba a tomar otra fruta, restando importancia a las palabras de Lucy, ella molesta lo jala de una oreja para alejarlo del árbol.
—¡Oye, oye! ¡Tranquila!
—No lo entiendes—Lucy lo suelta, casi empujándolo contra el suelo—, esa cosa causó la epidemia de baile en 1518, mucha gente terminó muriendo después de enloquecer durante días y nadie va a morir mientras yo esté a cargo.
El joven imprudente tragó saliva, en la escuela escuchó sobre ese suceso histórico mencionado por Barrow, había muchas teorías en torno al comportamiento errático de los afectados pero nadie pudo asegurar con certeza qué fue lo que provocó que todas esas personas terminaran bailando hasta morir.
—A menos que tengas ganas de morir, por supuesto—Lucy se encoge de hombros mientras saca de su mochila una barra de chocolate, la cual se la ofrece a Niall—. Pero no soy terapeuta para atender tus impulsos suicidas.
Niall acepta el dulce con un poco de vergüenza tras haber sido reprendido igual que un niño que intentó comerse el pastel que hizo su madre, por otro lado Jane no pudo evitar estallar a carcajadas, aquella escena le pareció muy divertida.
—Eso te pasa por goloso—Jane le da un pequeño golpe en el brazo—, te dije que debías quedarte en casa, esta aventura no es para cualquiera.
—¿Y quién te crees que eres? ¿Indiana Jones? No iba a quedarme sin hacer nada, quiero ayudar a Dylan a salvar a su hermano.
—Ya lo sé, pero si vas a ayudar procura no ponerte en peligro, no necesitamos dos envenenados.
—¿Acaso olvidaste quien salvó tu pellejo en la feria? Estabas muy cerca de ser atravesada por una maldita espada medieval, si no fuera por mi...
—¡Menos charla y más acción!
Continuaron caminando hasta llegar a un río, no se veía profundo ni amenazante, sus aguas son tan cristalinas que es fácil ver el reflejo propio, antes de que pudieran cruzar Lucy alzó su puño al detectar algo acercándose hacia ellos desde las profundidades, Dylan puso una mano en el mango de su espada, no iba a atacar a menos que fuera necesario pero quería estar listo para lo peor.
—¿Qué pasa?—pregunta Theo preocupado, echa un vistazo a su hermano menor para detenerlo en caso de que se le ocurra cometer una tontería como con el gorila.
—Aquí viene un guardián, recuerden no atacar—Lucy comienza a caminar hacia la orilla sin temor, su grupo la sigue a paso lento—. Dejen que yo hable, la conozco perfectamente.
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Los MacNamara y La Cofradía Sacrilega
FantasíaEn un mundo donde los humanos son plenamente conscientes de la existencia de licántropos, vampiros y hechiceros, la convivencia no es totalmente pacífica, pues predomina la desconfianza del primer grupo hacia el segundo, considerándolos un auténtico...