—¿Por qué no le regalaste algo menos peligroso? Un crucigrama no atenta contra la integridad de inocentes—Theo hace el reclamo del obsequio a Adam, considerando una imprudencia.
—No la devolveré si es lo que pretendes—suelta Dylan con rabia creciente, pues en estos últimos diez minutos Theo se dedicó a cuestionar que sea el nuevo dueño de la katana.
—Deja que la conserve—pide Hayden, decidido a evitar que la casa de Adam se convierta en el nuevo sitio de disputa familiar—, pero si lastima a alguien con ella entonces se la quitaremos.
—Pero...
Theo quiso replicar hasta que Xavier puso la mano en su rodilla por debajo de la mesa para calmarlo.
—Sólo almorcemos en paz como la familia que somos, ¿de acuerdo?
Hayden se lleva un trozo de beignet a la boca, se limpia la harina que queda en su boca con una servilleta para seguir hablando.
—Además, debería darles vergüenza a los dos—dirige una mirada de reproche tanto al mayor como al menor—, Adam y yo nos esforzamos mucho para preparar la comida, sería una verdadera lástima que el apetito se vaya por una tonta pelea.
Hayden marcó punto final al asunto de la katana de Dylan. Adam se llenó de orgullo al ver cómo Hayden tomó el control de la situación, siendo el anfitrión se supone que debería calmar las aguas pero teniendo en cuenta que Hayden tiene más experiencia lidiando con sus hermanos no hizo falta hacerlo.
—¿Cómo van los juegos, ya tienes todo listo?
«Mierda, ¿por qué tenía que cambiar de tema y sacar justo ese?». Piensa Dylan al escuchar la pregunta de Theo, como alguien muy cercano al hijo de la Suma Sacerdotisa y su hermano mayor debió adivinar que en cualquier momento iba a querer saber sobre los preparativos que le fueron asignados.
—¡Claro que sí!
Como si los dioses lo hubieran escuchado, Ryan responde en su lugar.
—Sólo nos faltan unos cuantos detalles, no vamos a decir mucho porque será una sorpresa.
Theo asiente convencido, después de todo se supone que Ryan es un buen chico con la terrible misión de regresar a su corrompido hermano menor por el camino correcto. Dylan murmura un "gracias", lo último que buscaba era escuchar un regaño por su falta de compromiso con el evento comunitario.
Hayden sonrió al ver la complicidad que no daba lugar a dudas a la clase de relación que sostienen, eso es obvio no sólo por las dos grandes marcas de mordiscos en su cuello sino también porque Adam le dijo en voz baja que su hermano tiene un fuerte aroma a lobo, lo cual no tendría sentido porque no es un híbrido, la única explicación es que hicieron el amor.
El almuerzo terminó sin más discusiones, Hayden agradeció a los dioses por darles este momento de paz, esperaba a que en cualquier momento Dylan se atreviera a hacer travesuras pero no sucedió, luego de las despedidas Dylan regresó a su segunda casa de la misma manera en que llegó a la mansión del vampiro: teletransportación.
—¿Podríamos caminar la próxima vez?—pregunta Ryan tambaleando un poco al caminar, sentándose en un sillón de la sala.
—¿Por qué? ¿No te gusta la magia?
—No es eso, cuando aparecemos así de un lugar a otro es como estar en un ascensor a toda velocidad, me mareo. Es difícil acostumbrarse.
Dylan sonríe, acercándose para sentarse en las piernas de Ryan.
—Awww, el temible lobo feroz se marea con una inofensiva teletransportación—aprieta una de las mejillas del chico lobo—, qué ternura.
—¿No tienes cosas más importantes que hacer en vez de burlarte de mí? Como buscar la manera de reparar tu amistad.
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Los MacNamara y La Cofradía Sacrilega
FantasyEn un mundo donde los humanos son plenamente conscientes de la existencia de licántropos, vampiros y hechiceros, la convivencia no es totalmente pacífica, pues predomina la desconfianza del primer grupo hacia el segundo, considerándolos un auténtico...