No era su primer beso pero se sintió como si lo fuera, alguna vez soñó cómo sería besar a otra persona cuando veía a sus padres hacerlo, al inicio no podía evitar hacer gestos de regurgitación hasta que su madre le explicó que no tiene nada de malo besarse sí es con la persona correcta, tenía sólo ocho años.
La primera vez que experimentó el sabor de labios ajenos fue la misma que cuando conoció el sexo, esa noche Jane lo invitó a un club nocturno que no tenía ningún problema con dejar entrar menores de edad, Niall por supuesto no fue, dijo que lo haría cuando fuera "más grande", Dylan lo llamó tonto por tener miedo a romper la ley.
Es incapaz de recordar el nombre de ese vampiro, después de todo ese encuentro sólo duró esa noche y nunca más lo volvió a ver. Pero si lo comparaba con Ryan...se quedaba corto, sus labios son ardientes, igual que el elemento que domina. Dylan cerró los ojos, cediendo el control al joven lobo quien pasó una mano hacia su nuca.
Inevitablemente, las erecciones de ambos crecieron, Dylan deslizó las manos por debajo de la camiseta Ryan, acariciando su musculoso pecho, cuando se acercó a los pectorales se escuchó un gruñido bajo, al abrir los ojos se encontró con que los de Ryan brillan de color dorado.
Entonces, se dio cuenta que ya no había vuelta atrás, el lobo despertó, la ropa de los dos terminó en el suelo hecha pedazos gracias a Ryan quien usó su fuerza y garras para desgarrarla, desesperado por devorar a su presa. Aprovechando su desnudez, Ryan abrió las piernas del hechicero para después meter su falo con brutalidad que un pequeño grito y algunos gemidos salieron de la boca de Dylan.
El dolor fue inmenso al igual que el placer que a Dylan le costó diferencia donde empezaba uno y terminaba el otro, siempre le gustó el sexo violento, por alguna razón le provocaba la mayor satisfacción que cualquier sustancia alucinógena. La cama se estremecía debido a la fuerza que ejercía Ryan hacia el cuerpo de Dylan.
—Oh, diablos...maldito lobo, sabía que no eras tan santo después de todo, ¿eh?
Las embestidas se detuvieron, Ryan agarró su mandíbula con fiereza.
—Lo único que quiero escuchar de ti es mi nombre.
No sabía que lo excitaba más, ser sometido o la voz ronca de Ryan que parecía más animal que humano. Para demostrar la seriedad de sus palabras, retomó las penetraciones con una brutalidad peor que antes, Dylan sonreía extasiado mientras soltaba sus gemidos sin vergüenza alguna. Cambiaron de posición, Dylan quedó a cuatro patas y su cabello siendo jalado hacia atrás al igual que su cabeza. «Quién lo diría...en la cama, Ryan Henderson es una bestia, no me puedo quejar, esto es delicioso». Piensa, un hilo de saliva se le escapa de la boca mientras seguía gimiendo y jadeando como si tuviera sed.
Cuando menos se lo esperaba, Ryan lo mordió en el cuello usando sus colmillos, eso sirvió para que llegara a su orgasmo, de su pene salieron chorros de semen y su cavidad anal era inundada por el mismo líquido proveniente del licántropo. Dylan apretó las sábanas cuando Ryan aplicó más fuerza en su mordida, su espalda y pecho fueron víctimas de las garras del hombre lobo, demostrando que también había alcanzado el punto máximo de excitación.
Dylan se acostó agotado, tenía la respiración agitada como si hubiera terminado de participar en una maratón, para él había sido el mejor polvo de toda su vida, echó un vistazo hacia su cuerpo, encontrando arañazos en sus pectorales y abdomen, el semen de Ryan se deslizaba entre sus piernas, se sentía completamente lleno. El costado izquierdo de su cuello palpitaba debido a la mordida.
Observó a Ryan, frunció el ceño al notar que sus ojos no volvían a la normalidad, los colmillos aún estaban afuera, antes de que pudiera razonar, fue sacado de la cama y empujado contra una pared.
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Los MacNamara y La Cofradía Sacrilega
FantasyEn un mundo donde los humanos son plenamente conscientes de la existencia de licántropos, vampiros y hechiceros, la convivencia no es totalmente pacífica, pues predomina la desconfianza del primer grupo hacia el segundo, considerándolos un auténtico...