Capítulo 30

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—¿Cómo fue qué sucedió?

Preguntó Theo cuando su hermano menor volvió a casa con el aterrador cuadro, trató de mantenerse sereno y no palidecer pese a los escalofríos que sintió al instante, se sienta en la mesa para apreciarlo con detenimiento.

—No lo sé—Dylan se frotó los cabellos azabache antes de sacar un cigarrillo para empezar a fumar—, estaba divirtiéndome con Ryan cuando pasó de la nada, quería prenderle fuego.

Hayden coloca su mano en el hombro de Dylan para tranquilizarlo.

—Esto tiene una explicación, no tengas miedo.

—Adivinación.

Ambos voltearon a ver a Theo al escucharlo decir eso, aprovechando sus dotes de docencia procede a explicar.

—La adivinación puede realizarse a través de distintos medios, por ejemplo leer las cartas o la palma de la mano, el arte es uno de ellos, muchos hechiceros pintan lo que sucederá o lo que sucedió.

—¿Dices que tuve visiones del futuro o del pasado?—preguntó Dylan con escepticismo, ya que nunca antes tuvo esa clase de habilidad.

—Es una posibilidad aunque suene descabellado—Xavier apoya la teoría de Theodore, procediendo a explicar su punto de vista—, todos los hechiceros desarrollamos nuevos poderes a lo largo de nuestra vida y tú tienes sólo veinte años, no sería extraño.

—Pero dices que escuchaste voces, ¿no es así?—preguntó Hayden.

Dylan asiente.

—Entonces es otra cosa.

Theo frunce el ceño, pero se muestra interesado en escuchar la teoría de Hayden.

—Explícate.

—¿Y si es alguien que quiere enviarnos un mensaje?

Dylan suspira mientras suelta una bocanada de humo, si bien no había vuelto a fumar necesitaba hacerlo debido al temor que siente por esas pinturas, quiere deshacerse de ellas, no quiere saber nada de muertos, hechiceros malvados o visiones del futuro.

—Eso también es posible, ¿pero quién podría ser?

—Dyl, ¿cómo era su voz?—preguntó Hayden, tratando de unir todas las piezas del complicado rompecabezas que tienen enfrente.

—No tengo ni puta idea—contestó, poniéndose de pie y agarrando el cuadro—, esto no debería existir en primer lugar...

—¡Espera, Dyl! ¡No lo hagas!

Ignorando las súplicas de Theo, arrojó el cuadro contra el suelo, una bola de fuego se formó en su mano y la suelta para que fuera consumido hasta convertirse en cenizas.

Contrario a lo que esperaba, no sucedió.

—¿Qué carajos?

Hizo un segundo intento, que resultó tan inútil como el primero, entonces intentó destruirlo con un cuchillo pero pareciera como si estuvieran hecho de piedra en vez de acuarela, lo cual confundió todavía más a los hermanos.

—Creo que está hechizado—murmuró Theo, recuperando las pinturas, notando que quedaron intactas a pesar de haberse incendiado.

—Pero, ¿por qué? Yo no hice nada.

—En realidad, cuando pintabas dijiste cosas muy raras—cuenta Ryan, lo que despierta el interés de los hechiceros.

—¿Qué?

Ryan asiente.

—Fue justo antes de que te desmayaras, me asusté mucho porque parecías poseído o algo así, tenía miedo de que te lastimaras o que me lastimaras.

Los MacNamara y La Cofradía SacrilegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora