Al caer la noche, Hayden se encontraba trabajando en Jazz Grill ya que tuvo que cubrir el turno de Daisy quien no se presentó como algunos otros, aún así no fue difícil hacerlo ya que la concurrencia ha disminuido desde hace una semana, esto preocupa al señor Preston pues eso representa menos ganancias para el local.
—No puedo creer que sólo hayamos tenido diez personas aquí—dice mientras limpia la barra donde se encontraba sentado Adam quien por supuesto, no iba a dejarlo solo.
—La gente tiene miedo—Adam trata de explicar el motivo de la baja afluencia de comensales en el restaurante que antes solía ser un punto de encuentro para todos los ciudadanos—, creen que volverán a atacar en cualquier momento, nadie quiere arriesgarse a ser el siguiente.
—Lo sé, pero si la situación no cambia el restaurante cerrará y me quedaré sin trabajo—Hayden suspira, apoyando la cabeza en una de sus manos—, no puedo dejar que Theo se encargue solo de los gastos.
—Ya te dije que puedes contar conmigo, Denny.
Hayden sonríe mientras se inclina para darle un beso a Adam.
—Por más que me guste la idea de ser un mantenido tengo principios que me impiden aceptar esa oferta.
—De todos modos, si algún día te cansas de trabajar sólo dímelo, la oferta siempre estará en pie, dulzura.
Adam guiña un ojo sonriendo, mostrando los colmillos, sabe que al hacer eso está usando su sensualidad vampírica, la mayor debilidad de Hayden, pues él agacha la cabeza con timidez, tratando de no sucumbir a esos ojos carmesí que parecen hechizarlo.
—No hagas eso, Ace...sabes que no puedo resistirme.
Adam se inclina hacia adelante para susurrarle al oído con su voz ronca.
—Precisamente esa es mi intención.
Acto seguida le lame la oreja, provocándole cosquillas, Hayden ríe pero se aleja al instante.
—¡Oye! ¿Y si alguien nos ve?
Adam se encoge de hombros.
—No estamos haciendo nada malo, solo juego con mi chico mágico.
—Pues tu chico mágico tiene cosas que hacer.
Hayden intenta golpearlo con el trapo que está usando para limpiar pero Adam consigue esquivar su movimiento, ambos ríen hasta que el hechicero se retira para seguir con las labores.
Termina de beber su taza de café que fue servida por Hayden, está demasiado impaciente por volver a casa aunque no puede negar que le gusta verlo trabajar, desde su perspectiva luce muy hermoso cuando está enfocado y trata de no distraerse, también es sensual al momento de limpiarse el sudor de su frente. «Es perfecto que no quiero que nadie lo vea», piensa riéndose, pues sabe que Hayden nunca permitiría que lo encerrara en su mansión.
Cuando dejó la taza en la mesa, en vez de sentirse satisfecho tenía un mal presentimiento, por el rabillo del ojo vio una especie de sombra negra muy similar al oscuro encapuchado de la casa de los espejos, no tardó mucho en levantarse y salir del restaurante, buscando al que, asumió se trataba del enemigo que ha regresado para terminar con la vida de Hayden, pero no había nadie en las calles salvo un par de humanos caminando por ahí.
Se concentró para agudizar su oído en torno al área en la que se encuentra, no logró escuchar pasos apresurados ni nada parecido, todo parecía tranquilo, lo único que pudo apreciar fue el sonido del viento moviendo las hojas de los árboles, pero Adam seguía sin estar tranquilo, podía percibir que esos oscuros continúan en la ciudad. «Estoy cien por ciento seguro que lo vi, están escuchándonos desde las sombras, esperando...».
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Los MacNamara y La Cofradía Sacrilega
FantasyEn un mundo donde los humanos son plenamente conscientes de la existencia de licántropos, vampiros y hechiceros, la convivencia no es totalmente pacífica, pues predomina la desconfianza del primer grupo hacia el segundo, considerándolos un auténtico...