Un mal comienzo

8 2 0
                                    

Luego de dejar nuestras cosas en la cabaña y buscar los mapas del mostrador, iniciamos con la excursión, eran demasiados estudiantes y sinceramente, no me gustaba estar entre grandes multitudes, pero estaba tan emocionada por conocer el bosque, que traté de no prestarle mucha atención a ese asunto. 

Camila nos guiaba mientras el profesor Esteban hablaba acerca de la naturaleza, todos anotábamos y tomábamos fotos, pues nos serviría para la tarea, pero me concentré tanto en el bosque, que por un momento me olvidé hasta que respiraba. El bosque se veía tan increíble, nunca había estado en uno, veía muchos animalitos e insectos, eran tan hermosos y me hizo preguntarme por qué mi mamá nunca me quiso llevar a un lugar como ese, parecía ser un lugar tranquilo y seguro, pero como dicen, las apariencias engañan.

Estaban tan metida en mis pensamientos, que me tropecé con un roca, me caí mientras todos me miraban conteniendo la risa y, por si fuera poco, empujé a una chica, quien estaba tomando agua y se la derramó encima. Quería morirme de vergüenza, acababa de arruinarlo todo por culpa de mi torpeza. Todos me miraban, incluyendo a la chica que acababa de empujar, quien ahora estaba empapada y me miraba enfadada. La reconocí al instante, se trataba de Paige, una de mis compañeras de clase, la única con la que no me llevaba bien. 

Siempre fui una persona muy sociable, me llevaba bien con todas las personas que conocía, pero Paige era la excepción, era muy vanidosa y presumida, pues su padre era un empresario famoso y millonario. Ella me trataba como si yo fuera una inútil, pero no le guardaba rencor a nadie, así que me levanté y le ofrecí mi mano para ayudarla a levantarse, pero en vez de eso, me empujó de una manera grosera y se levantó por su propia cuenta.

- ¿Ves lo que acabas de hacer?, estoy toda empapada por tu culpa! - exclamó, furiosa.

- Lo siento, no era mi intención- dije apenada.

- ¡Pues, fíjate por donde caminas, ahora arruinaste mi ropa, tendrás que pagarla! – 

Lo debí suponer, no iba a aceptar una disculpa.

- Escucha, ya te dije que no fue mi intención, además tu ropa está en perfecto estado, solo tienes que esperar a que se seque y listo- dije de la manera más tranquila que pude.

Obviamente, no le iba a pagar ropa que ni siquiera se había arruinado, después de todo, creo que el dinero le sobraba para comprarse un atuendo diferente para los 365 días del año.

- ¡Te dije que tienes que pagar mi ropa! –  

Ya me había hecho perder la paciencia, pero justo cuando estaba a punto de decir algo, apareció Sabrina.

- Paige, Khalleygh ya te dijo que fue un accidente-

- Tú no te metas, este asunto es entre ella y yo- dijo empujando a Sabrina. 

Paige podía hacer lo que quisiera, pero meterse con mi amiga había sido un grave error.

- Vuelves a empujar a Sabrina y vas a tener serios problemas- la amenacé, enojada mientras le tendía la mano a Sabrina.

- ¿Ah sí? ¿Qué me vas a hacer? Se te olvida que mi papá es un empresario famoso y te meterás en problemas con él- me recordó, con un tono de burla. 

Sabía que ella tenía razón, pero no me importaba nada, solo quería decirle sus verdades y dejarla mal frente a todas las personas que estaban ahí. Creo que me di cuenta muy tarde de que todo el colegio estaba ahí, muchos nos miraban boquiabiertos y otros grababan, a decir verdad no quería formar un escándalo en mi primer campamento, pero ella se lo buscó.

- Uy lo siento, casi olvido que el único motivo por el cual te crees importante es tu papá- dije de froma odiosa.

- ¿Qué quieres decir? No me creo importante, soy importante-

- Pues no sé en qué parte del mundo lo serás, pero aquí no lo eres, eres otra chica del montón-

 En cuanto dije eso, todos me miraron atónitos, era la primera persona que le decía la verdad y la hacía poner los pies sobre la tierra. Paige me miró como si me quisiera fulminar con la mirada.

- ¿Qué has dicho? – exclamó llena de ira, mientras se me acercaba y estaba a punto de golpearme, cuando de repente, apareció su hermano Preacher, quien detuvo su mano.

- ¿Quieres dejar de comportarte como una inmadura y dejar de hacer tonterías?, pareces una niñita – dijo él disgustado, aunque de cierto modo, pareció estar muy tranquilo.

Preacher era un poco más alto que yo, su contextura era delgada y tenía la piel clara, además su cabello lacio castaño y sus hermosos ojos verdes le daban un toque muy atractivo. Era del tipo de chicos por el cual todas las chicas se volvían locas , a excepción mía, obviamente. Aunque él no parecía estar interesado en nadie o simplemente, no lo demostraba. Apesar de que nunca había hablado con él, sabía que era muy tranquilo, en comparación con su hermana, también era muy callado y tenía pocos amigos, pero sus calificaciones eran perfectas, era sin duda muy inteligente. Sabía eso porque todos hablaban de él y su hermana, pues como mencioné anteriormente, eran hijos de un empresario famoso y millonario, Mike Sheridan. En resumen, ellos eran celebridades en el colegio, aunque yo no los consideraba así, para mí eran solo unos arrogantes y creídos.

- ¡Suéltame!- exclamó Paige, mientras se quitaba.

Preacher soltó su brazo y se alejó unos pasos de ella.

-Creo que acabas de hacer algo que nadie olvidará en mucho tiempo- dijo Khloe, quien ahora estaba a mi lado, al igual que Sabrina.

Sonreí.

- ¿Estás bien Sabrina? – pregunté, un poco preocupada.

- Pues sí, solo fue una caída y gracias por defenderme, aunque no era necesario-

- No hay de qué- 

Recién me di cuenta de que Paige aún estaba gritándole a su hermano, a quien no parecía importarle en lo absoluto, pues estaba mirando hacia a otro lado y creo que ni siquiera le estaba prestando atención. Pobrecito, ¿Cómo tenía tanta paciencia para aguantarla?

- A ver, ¿Qué es este escándalo? – reclamó la profesora Otilde, quien acababa de llegar.

- Señorita Paige, deje de comportarse así, estamos en un campamento, no está en su casa para estar gritando de ese modo, así que guarde silencio o tendré que llamar a su papá para que venga a retirarla, porque aquí no le vamos a aguantar sus enojos cada vez que le dé la gana- 

Vi a Paige avergonzada y enojada a la vez. Solo se fue y se perdió entre el resto de los estudiantes.

Que satisfactorio, le acababan de llamar la atención, no solía alegrarme por el mal de otras personas, pero esa fue la excepción. Era la primera vez que alguien le hablaba así, pues todos la trataban como un diosa, pero la profesora Otilde siempre era muy sincera y trataba a todos por igual.

-Y usted, señorita Khalleygh- dijo mirándome muy seria. 

Me llamará la atención, eso fue lo primero que me vino a la mente, pero estaba equivocada.

-Tenga un poco más de cuidado, por favor, lo último que queremos son estudiantes heridos- dijo con cierta amabilidad. 

La verdad no me esperaba eso. Por un segundo, la profesora me miró casi sonriendo y luego nos indicó que continuáramos caminando. Bueno, puedo decir que eso salió mejor de lo que pensaba, no me metí en problemas y logré que Paige dejara de creerse importante, fue algo que improvisé, pero salió a la perfección. 

Dulce venganza #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora