Dulce venganza #2

Plan de huida

Decir que estaba impactada, estupefacta, perpleja, anonada o en shock, no era suficiente para describir cómo me sentía. La señora que había tratado de matarme en realidad era mi abuela. Me levanté de la cama y comencé a dar vueltas por la habitación, tratando de asimilar la situación, me habría esperado cualquier cosa, menos eso.

- Supe que reaccionarías de ese modo- dijo María – Pero tranquila, eso es lo menos relevante ahora.

Ella tenía razón, había muchísimas cosas que teníamos que hacer, como irnos del país, lo cual era lo más preocupante, pues cuando Sara se enterara de que estábamos vivos, seguramente trataría de matarnos de nuevo.

Suspiré y dejé de dar vueltas. Podría vivir con eso.

- ¿Dónde están todos?

- En la sala de estar, bajando las escaleras.

- Gracias.

Me aproximé a la puerta, dispuesta a irme; sin embargo María me detuvo.

- Khalleygh.

La miré un tanto desconcertada.

- ¿Sí?

- ¿Crees que podrías perdonarme?

No me sentía lista para responderle, aún tenía que analizarlo, comprendía que nunca tuvo malas intenciones, pero lo que hizo me parecía imperdonable.

- Lo intentaré- fue mi respuesta.

No me detuve a ver su reacción, solo salí de la habitación, cerrando la puerta tras de mí y bajé las escaleras para ir a la sala de estar, al llegar encontré a mi mamá, Larck y Preacher sentados en el sofá, conversando. El primero en notar mi presencia fue Preacher, quien me dedicó una sonrisa y se levantó para recibirme con un abrazo.

- Por fin te despiertas, Bella durmiente- dijo colocando sus manos en mis hombros.

Preacher se veía bastante bien, la herida en la pierna estaba muy bien suturada, en cuanto a la del abdomen no tenía idea, pero no se veía adolorido ni mostraba problemas para moverse como en la casa, por lo que supuse que ya estaba mejor, me alegraba saberlo, mi mamá había hecho un buen trabajo.

- ¿Dormí 100 años? – bromeé.

- 3 días- me corrigió Larck, levantándose del sofá.

- ¿3 días? – repetí, asombrada.

No sabía por qué me sorprendía, después de todo, solo dormía solo 2 horas cada noche.

- Sí, duermes hasta más que yo- se quejó Larck.

- Supongo que tenía bien merecido un descanso- dije.

- ¿María habló contigo? – preguntó mi mamá desde el sofá.

Asentí.

Preacher dejó caer sus manos.

- Espero que le des una segunda oportunidad, yo tampoco estoy muy de acuerdo con lo que hizo, pero sé que está arrepentida- me aconsejó.

- Trataré de hacerlo- contesté.

Larck y Preacher me miraron confundidos, sabría que después me harían muchas preguntas, pero por el momento quería olvidar el asunto.

- ¿Cómo te sientes? – le pregunté a Preacher, tratando de cambiar el tema.

- Me siento increíble, como nuevo, mi sueg... digo tu mamá es increíble, hace milagros.

Mamá sonrió.

- Me alegra escucharlo, en verdad me diste un susto en la llamada, creía que Sara te mataría- confesé.