Tristes despedidas

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Al día siguiente me levanté a las 6 de la mañana para tener tiempo de prepararme, nuestro vuelo salía a las 9, pero quería estar lista desde temprano.

Preparé mi maleta, tomé un baño, me puse una blusa roja sin mangas y unos jeans, me peiné con una trenza holandesa y antes de que fueran las 7 ya estaba lista.

Me senté en el sofá a esperar a los demás, mientras veía las noticias, en las cuales no había ninguna novedad, solo lo normal "Hubo un extraño incendio, nadie sabe qué pasó y se realizarán investigaciones. Khalleygh Velarde y Larck Riley: fugitivos, la policía los está buscando. Reaparición de Preacher Sheridan, no hay mucha información, solo se sabe que realizó una llamada a su padre y se retirará del país."

En resumen éramos noticia, lo cual no me gustaba mucho, pero ya no era Khalleygh Velarde, ahora era Astrid Evans, una chica normal que jamás había estado en la cárcel y no era ninguna fugitiva.

Escuché los pasos de alguien bajar por las escaleras, miré y encontré a Preacher, quien llevaba una gorra y lentes oscuro, cosa que se me hizo un tanto extraña, hasta donde sabía él no se tenía que esconder de nadie ¿O sí?

- Buenos días, Astrid- me saludó Preacher, haciendo uso de mi nuevo nombre.

- Buenos días ¿También huyes de la policía?

- De los periodistas- aclaró él.

Eso tenía sentido.

- Por cierto, tengo algo para ti.

¿Qué será? Pensé.

Preacher metió la mano en su bolsillo y de él sacó un collar, que reconocí al instante, era el collar que se me había perdido en el campamento, el motivo por el cual nos habíamos separado del grupo y había sucedido todo lo que sucedió.

- ¿Dónde lo conseguiste? – le pregunté asombrada.

- Se lo quité a Khloe cuando me secuestraron, me rompió el labio de un golpe por ello, pero ya no importa.

No me sorprendía que Khloe lo tuviera, a lo mejor me lo había robado en el campamento y así tenía una excusa para separarnos del grupo, después de todo fue ella quien sugirió la idea. Pero ese no era el problema, sino que Preacher se había metido en problemas solo para recuperar un collar, pudiendo evitarlo.

- Te encanta correr riesgos innecesarios, por cosas también innecesarias- lo reproché.

- Pues era algo grave, ese collar fue un regalo de tu mamá y lo debías encontrar- dijo, repitiendo las mismas palabras que utilicé cuando estábamos en el bosque.

No pude evitar reír, recordaba que él estaba disgustado porque creía que buscar un collar era una pérdida de tiempo.

- ¿Tú no habías dicho que no era importante? – le recordé.

- ¿Yo dije eso?

Preacher se situó detrás de mi y me colocó el collar, le dediqué una amplia sonrisa.

-Gracias.

En ese exacto momento mi mamá y Larck aparecieron bajando las escaleras.

- ¡Vaya! Se levantaron temprano- dijo mi mamá, un tanto asombrada.

- Casi no dormí por los nervios-reconocí.

- No te culpo, yo tampoco- dijo Larck.

Estaba muy nerviosa, hasta que no pusiéramos un pie en el avión existía la posibilidad de que algún policía nos reconociera y arrestara, pero confiaba en que no sucedería.

- Seamos optimistas, todo saldrá bien- nos animó Preacher.

Como él es tan positivo, pensé, aunque no lo dije en voz alta.

Dulce venganza #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora