-Buenos días, Betty. Buenos días, doctor Mendoza. Soy Nicolás Mora, un placer conocerlo- dijo el economista, mientras le extendía la mano al jefe de su amiga.Armando, tuvo que responder al saludo por compromiso. Se lo había prometido a Beatriz, darse la oportunidad de conocerlo y, tratando de estar lo más tranquilo que pudo, le estrechó la mano con una cordialidad desconfiada. Sin embargo, al tomar contacto con él, sintió dentro de sí, que Nicolás era mucho más inocente de lo que aparentaba. Entonces, entendió por qué su asistente le había contado la verdad a ese tipejo.
Todas las fibras de su ser, se impregnaron de una sensación de calma y Armando confiaba mucho en su intuición. La tenía por naturaleza. Ahora, la pregunta era si ella estaba, en realidad, enamorada de su mejor amigo, o cómo se jugaba la dinámica entre los dos. Lo miró serio, pero se dispuso a darle una oportunidad a la situación. Total, ¿qué podía perder con aquello? Entonces, rápidamente, jugó su carta.
-El gusto es mío, doctor Mora. ¿Por qué no nos sentamos y pedimos de almorzar?- habló diplomático, retirando su mano del economista para señalar la mesa del restaurante.
-Me parece muy bien, muy bien- respondió Nicolás agitando su dedo índice- Porque a esta hora, ya estoy sintiendo como un hambrecito aquí, en la boca del estómago.- señaló- Y, según la ciencia, la falta de alimentos puede provocar en uno comportamientos impulsivos y reducir la capacidad para tomar decisiones- concluyó él en un discurso que, al menos a Armando, le pareció un tanto innecesario- Interrumpe la sinapsis, interrumpe- reiteró, mientras movía la boca, las manos, la mandíbula y el cuerpo entero, por si acaso.
De verdad que aquel tipo no se parecía en nada a él. Sin embargo, compartían la extraña costumbre de implementar ciertos datos en sus conversaciones. No podía reprocharle... Tan sólo unos meses atrás, él mismo había utilizado la clase de química para conquistar a Claudia Elena Vazquez.
¿Qué fue lo que le dijo?, ¿qué las partículas subatómicas de ella le alteraban los átomos? "¡Vaya forma de coqueteo, Armando!- pensó- Bueno... lo que pueden hacer un par de piernas largas y unos senos bonitos y redondeados".
-Don Armando, que ya tiene el menú en la mesa, que debemos ordenar para que no se nos haga más tarde- lo interrumpió Betty- ¿Otra vez se quedó pensando? Jojojojo.
-Sí, jejeje, les pido una disculpa. Me quedé atando cabos en algo sin importancia, pero mejor vamos a lo nuestro.
Y era cierto,en eso no podía mentir. Claudia Elena, por más hermosa y tímida que pareciese tenía, para él, la importancia de una sola noche.
-Creo que voy a ordenar algo liviano, tengo una molestia en el estómago que me da vueltas desde que tomé el primer café en la mañana. Para mí, la ensalada de la casa- comentó él- ¿Y usted, Beatriz?
-Lo mismo, todavía hay mucho trabajo y no quiero sentirme con pesadez luego- le acompañó ella.
-¿Usted, Nicolás?-preguntó él con tono suave. A pesar de todo, Armando se esforzaba por parecer amable. Realmente quería salir convencido de aquel almuerzo, de que ellos dos no tenían ninguna relación más allá de la de ser buenos amigos.
-Creo que a mi menú le falta una parte, no veo la bandeja paisa, ni el sancocho, tampoco hay ajiaco- Nicolás revisó detalladamente cada plato y comienzó a frustrarse al corroborar que, definitivamente, no había ninguno de sus platillos favoritos en la lista.
-No creo que tengan esos platos Nicolás, la gastronomía de aquí se enfoca en el estilo gourmet- le aclaró Armando un poco sorprendido por la importancia que el economista le daba a una simple comida.
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Perdidos en la noche.
FanfictionLuego de que Mario Calderón convence a Armando Mendoza de que la única forma de mantener asegurada la empresa es enamorando a Beatriz, deciden llevar a cabo el plan. Sin embargo, no todo sucederá como espera. Una sorpresa, los llevará a transitar u...