Capítulo 14: Persecución.

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Habían pasado un par de horas desde que sus pieles se habían encontrado en aquel peculiar abrazo, pero Betty aun sentía su cuerpo tallándola, rodeándola con fuerza. El olor de su perfume había quedado impregnado en su cabello. Podía percibirlo tanto en cada hebra de su cabeza como en sus muchos recuerdos, aquellos a los que recurría para sentirlo más cerca. Las palabras que Armando le había dicho, resonaban como un eco, como esa canción favorita que se tararea una y otra vez, que no se puede quitar de la cabeza, que se queda enredada en algún lugar del corazón.

Se concentró en el trabajo el mayor tiempo que pudo, hasta que sintió la necesidad de verlo, de saber si precisaba algo, aunque fuera una taza de café o el análisis de algún informe que no lograba comprender.

Se acercó a la puerta del hueco, y la abrió con delicadeza. Temía molestarlo, tal vez, romper el encanto. Debía aprender a ser menos torpe, a moverse con mayor sigilo. Sin embargo, Betty se sorprendió al escuchar un absoluto silencio y encontrarse sola en presidencia. ¿Don Armando se habría ido?

Observó el escritorio y el saco de su traje estaba en el espaldar de la silla. Se sintió aliviada al saber que no se había retirado de la empresa sin antes despedirse. Entonces, decidió salir al pasillo para tratar de encontrarlo, pero tampoco estaba allí. Él siempre le declaraba todos sus movimientos, aunque ella no se los pidiera, ¿qué podía ser tan urgente como para que no le avisara la razón de su ausencia?

-¿Necesita algo Betty?- preguntó Sofía al verla mirar hacia ambos lados, como si hubiera perdido algo importante. Y claro que así era, había perdido de vista al amor de su vida, al hombre que acababa de abrazarla y mirarla como ningún otro lo había hecho jamás.

-¿Usted sabe dónde está don Armando? tiene una llamada- trató de parecer apresurada por resolver una situación laboral y no por demostrar lo que realmente sentía. Se había acostumbrado a que Armando la hiciera partícipe de cualquier decisión, era demasiado extraño que dejara la oficina sin informarle.

-Creo que se fue, al menos lo vi usar el ascensor. Llevaba mucha prisa, quizá iba de salida a encontrarse con alguien. Después de semejante pelea con doña Marcela, se seguro necesitaba relajarse un ratico. ¿No cree?- Berta pudo aportar un poco más de información pero, como siempre, iba mimetizada con algún chisme a medio terminar. No obstante, esto tampoco  parecía ser suficiente para dar con su paradero.

-Sus cosas están en la oficina, Berta. Es muy extraño que se haya retirado sin su saco o su maletín- dijo Betty confundida. Trató de reflexionar un poco más y, aunque decidió hacer caso omiso a las palabras de Berta, comenzó a preocuparse. ¿Y si algo más le hubiera sucedido? Temió, de pronto, que tuviera alguna emergencia, pensó en las cientos de razones por la que podría irse, sin ni siquiera pensar en recoger sus objetos personales. Sabía que no se trataba de una amante, la hubiese puesto en sobre aviso por si su prometida preguntaba por él. Tenía que ser algo más. ¿Pero qué exactamente?

-Tal vez fue a buscar algo al carro- Sofía trató de encontrarle sentido a ambos argumentos, no era difícil notar el nerviosismo de Betty por encontrar a su jefe. La llamada parecía ser verdaderamente urgente. Ella y Berta habían visto muchas veces salir a don Armando en situaciones comprometedoras, pero el paso que traía hoy, no se parecía en nada a lo observado hace minutos atrás.

-Seguramente es eso- contestó Betty tratando de mostrarse calmada- Regreso a mi oficina por si llaman otra vez- y, nuevamente, entró a presidencia. Allí se quedó en silencio mientras observaba, a detalle, los rastros que su jefe había dejado sobre el escritorio. La cartera estaba sobre él, junto con las llaves del carro y una taza de café a medio terminar. Betty sintió una punzada en el pecho al no saber lo que ocurría, temió que estuviera en medio de un nuevo problema con Marcela. ¿Pero cómo podría ayudarlo si no sabía lo que estaba ocurriendo? Respiró profundo intentando tranquilizarse e imaginar escenarios más positivos. Situaciones que no incluyeran solamente alguna emergencia o pelea, por ejemplo.

Perdidos en la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora