Durante el trayecto de regreso a la empresa, Armando iba totalmente abstraído en sus pensamientos. Ya no los ocupaban los balances, la nómina o las cuentas bancarias, sino una cantidad de preguntas para las que no encontraba respuestas. ¿Cómo fue qué Nicolás llegó a ser tan especial para Betty?, ¿por qué la defendía tanto?
El almuerzo le había dado la tranquilidad, de saber que ese tipo no estaba detrás de Ecomoda, pero lo que no entendía era por qué continuaba ayudándola tanto, ¿qué quería conseguir con eso?
-Acaso será que estaba enam...No,no,no...- pensó. La sola idea le revolvía el estómago, aunque no supiese bien por qué.
Armando, confiaba en la palabra de Betty, cuando le decía que eran solo amigos, sin embargo, él jamás había tenido una amistad similar.
Mario, era la persona más cercana que tenía en su vida, al que podría llamar amigo, pero nunca había sentido esa complicidad y conexión como la que había visto entre Betty y Nicolás Mora. Verlos interactuar, lo había dejado pensando. ¿Sería realmente Mario, un buen amigo?
Por otro lado, ella se sentía extraña. Los límites entre su vida personal y profesional comenzaban a desdibujarse, pero no tenía otra opción, necesitaba que su jefe tuviera la certeza de que Nicolás, no era otro tipo ambicioso y sin escrúpulos como parecía creer su socio.
Estaban a unos minutos de llegar a Ecomoda. Betty, necesitaba saber qué sentía Armando después del almuerzo, así que interrumpió sus cavilaciones.
-¿Puedo hacerle una pregunta, doctor?-dijo con un poco de timidez mientras se removía, nerviosa, en el asiento del copiloto.
-Claro- respondió unos segundos más tarde, como si le costara salir de sus pensamientos. Cómo si éstos fueran, ahora, sus nuevos fantasmas. Porque el de Nicolás Mora quedándose con la empresa, definitivamente estaba en jaque mate.
-¿Se encuentra más tranquilo después de conocer a Nicolás?- interrogó de forma directa. Necesitaba esa respuesta, la esperaba con mucha ansiedad.
-Sí, Betty- dijo resuelto- Hizo bien en buscar su ayuda, será muy útil contar con él para terminar el proceso de Terramoda contra Ecomoda- Ella suspiró aliviada al notar que era totalmente sincero- Aunque no fue necesario que me lo presentara, confío en usted Betty, ¿lo sabe, no?- reflexionó con un nudo en la garganta porque, realmente, ver a ese tipo lo había calmado. Armando era desconfiado por naturaleza, eso le había enseñado la vida desde pequeñico y llevaba impuesta aquella marca cada vez que se enfrentaba a una situación difícil. Más que preguntarle a ella si lo sabía, el interrogante resultaba bastante retórico: poder decirse así mismo, que podía confiar en ella para siempre.
-Claro que lo sé- concluyó tratando de no sonrojarse porque entendía, en el fondo, lo que aquellas palabras representaban. Armando prácticamente había puesto su vida y la de su familia en sus manos. Estaba claro que confiaba en ella pero también temía que, las dudas de Mario Calderón, terminaran por cambiarlo todo.
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Entraron al parqueadero de la empresa en silencio, llevando consigo una situación inconclusa. Quedaban muchas cosas por decirse, el tiempo corría y debían tomar una decisión.
Apenas cruzaron la puerta de presidencia, y antes de que ninguno de los dos pudiese decir nada, Mario Calderón ingresó por la sala de juntas. Portaba una sonrisa perversa, cual estandarte anclado en el rostro. Beatriz se sintió nerviosa y Armando trató de contener la respiración.
-Permiso, paso a mi oficina- se escabulló ella, al notar las intenciones ocultas del vicepresidente comercial. Las cuales eran más evidentes, que la falta de inteligencia de Patricia Fernández para los negocios.
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Perdidos en la noche.
FanfictionLuego de que Mario Calderón convence a Armando Mendoza de que la única forma de mantener asegurada la empresa es enamorando a Beatriz, deciden llevar a cabo el plan. Sin embargo, no todo sucederá como espera. Una sorpresa, los llevará a transitar u...