Un nuevo día comenzaba, el fin de semana soñado llegaba a su cúspide, para declinar con la puesta del último desayuno juntos.
Armando se despertó abrazado a su almohada, con las pupilas dilatadas, el corazón acelerado y un calor en su entrepierna. Había tenido aquel sueño una y otra vez durante toda la noche. Pero con la diferencia de que, ahora, recordaba cada detalle.
No sabía si eso era una bendición, por recuperar al fin la memoria, o un castigo. ¿Sentiría ella lo mismo? ¿Sería el adecuado para amar a una mujer tan maravillosa como Betty? ¿La haría sufrir como a Marcela?. No, eso jamás se lo perdonaría.
Pero había algo que no podía ocultar y ése era el calor en su cuerpo al estar próximo a Betty, al pensar en su cercanía. La temperatura volvía a escalar al recordar aquellos lunares y el beso en el cuello, aventurando a imaginar más sobre descubrir su piel desnuda. El ser consciente que la tenía a escasos metros de distancia, no lo ayudaba demasiado. La boca se le volvió pastosa y, como pudo, se levantó repentino del letargo que parecía haberlo poseído.
A pasos agigantados, se dirigió a la cocina, abrió la nevera y tomó una pequeña botella de agua para refrescarse.
Estaba en plena tarea cuando vio la peluda cola de su amigo asomarse y saludarlo.
-Buenos días, don Armando. ¿Descansó bien?- la voz de Betty llegó hasta sus oídos y repercutió con fiereza en su pecho.
-Be... Betty... Bu... buenos días- tartamudeó mientras la observaba frente a la entrada de la cocina. Una pequeña brisa ingresó por la ventana semiabierta y se dio cuenta que estaba con el torso desnudo. Como acto reflejo, abrió la puerta de la nevera y se tapó el cuerpo.
Nervioso, miró hacia abajo y, por suerte, traía la parte de abajo de su pijama. -¡Que descuidado soy!- pensó. Suspiró aliviado pero luego, una pícara idea comenzó a atormentarlo. ¿Y si en lugar de tapar su cuerpo, lo usaba como vehículo para observar a la muchacha? Una satisfacción inminente, le inundó los sentidos. Recordaba que ella había visto parte de su pecho semidesnudo, el día de la junta, pero estaba tan enojado con Daniel, que no pudo percatarse de nada más. ¿Cuál sería su reacción al mirarlo? ¿Será que él le atraía? Necesitaba averiguarlo ahora mismo. Un cosquilleo travieso, lo atravesó de repente, parecía que el tigre había regresado. Lentamente, cerró la puerta del electrodoméstico quedando así frente a ella.
- Yo descansé perfecto ¿y usted?- preguntó sonriendo de lado.
-Yo... ah... ta... también.- Betty hizo un gran esfuerzo por hablar cuerdamente y mirarlo a los ojos, pero fue imposible sostenerlo por demasiado tiempo. Su vista se dirigió al torso de Armando y luego al suelo, algo que él percibió inmediatamente al igual que el calor en sus mejillas.
-¿Se encuentra bien?- preguntó picaresco, pero luego, tuvo compasión de ella. A él le había sucedido lo mismo en la discoteca y nadie merecía pasar por semejante tormento, ser expuesto de esa forma. Estaba allí para cuidarla y protegerla, ya habría tiempo de averiguar qué pasaba entre los dos. O, tal vez, lo mejor era dejarlo así por la paz.
-Creo... creo que sí... Tengo un poco de sed, es todo.- respondió tratando de disimular pero fue en vano. Armando pudo ver el nerviosismo en su rostro, sus mejillas y la tonalidad de sus palabras entrecortadas.
-Tome un poco de agua, yo también me levanté sediento. Dicen que hace bien un vaso de agua en las mañanas, para activar los órganos.- se acercó hasta la muchacha y le extendió la mano con el recipiente. Sus dedos se rozaron por apenas unos segundos, lo suficiente como para que ambos sintieran la electricidad recorrer sus cuerpos- Permiso, voy a cambiarme, así desayunamos cómodos y luego a trabajar.- Armando le cedió la botella y se retiró con rapidez. No quería tentar al destino, después de haber soñado toda la noche con ella, tenerla cerca le alteraba los sentidos.
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Perdidos en la noche.
FanfictionLuego de que Mario Calderón convence a Armando Mendoza de que la única forma de mantener asegurada la empresa es enamorando a Beatriz, deciden llevar a cabo el plan. Sin embargo, no todo sucederá como espera. Una sorpresa, los llevará a transitar u...