Capítulo 16: La fatídica junta.

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Armando salió de su apartamento, apenas comenzaba a clarear, aunque compartir un show de jazz con Betty había cambiado su humor, la junta de accionistas no dejaba de irrumpir en su sueño. Se despertó varias veces durante la madrugada, con muchas dificultades para volver a conciliarlo. Aunque la luz del contestador automático titilaba anunciando varios mensajes sin escuchar, decidió no hacerlo, sabía muy bien de quién se trataba.

Apenas daban las seis de la mañana cuando decidió que era mejor levantarse y ponerse en marcha. Bebió un café y partió hacia la oficina, tal vez tendría la suerte de no cruzarse a Marcela hasta la hora de la reunión.

Cuando estacionó su carro frente a la entrada de Ecomoda, lo saludaron los primeros rayos de la mañana, iluminando la cúspide de aquel edificio. Inconscientemente, necesitaba que una luz de esperanza le alumbrara el camino. El camino hacia la libertad.

Entró a la empresa pisando fuerte, pues había llegado el día de dar su primer paso, uno como el verdadero presidente de Ecomoda que era.

Hoy, se jugaba la vida y el puesto porque, si algo le había enseñado su Betty, era que nada importaba de la profesión si ésta no era usada en pos de los demás.

Sabía que tenía un futuro difícil y que no podía darse el lujo de ser llamado "el mejor presidente" cuando era obvio que había dejado a la empresa en quiebra. Sin embargo hoy... hoy dejaría de estar a la sombra.

Tomó el ascensor para subir al piso ejecutivo y, cuando se abrieron las puertas, recorrió lentamente los escritorio de cada una de las secretarias. También hoy sería un día importante para ellas. Con Betty, podrían proponer el plan perfecto para beneficiarlas.


-Con Betty...- dijo en un hilo de voz y una expresión en el rostro totalmente enternecido. Ella era la luz, la fuerza, el rayo que sol que lo había iluminado desde que pisó un pie allí, en Ecomoda.

De pronto, el sonido del elevador delató que alguien lo observaba con ira.

-AH... BUENO... ¿ESA CARA ES LA QUE TE DEJÓ ANOCHE TU AMANTE?- atacó sin previo aviso.

-Buenos días, ¿no?- preguntó Armando girando su cuerpo para no mirarla de soslayo, quedando frente a frente.

-Y TODAVÍA TE ATREVES A SER IRÓNICO.- prosiguió Marcela con el ceño fruncido.

-Marcela,por favor, baja el volumen de la voz. No quiero discutir ahora.- Él trataba de mantener la calma, hoy era un día supremamente importante como para ponerse a discutir por fantasmas. No podía perder el foco.

-¿NO QUIERES DISCUTIR AHORA? ¿ENTONCES CUÁNDO?- dijo verdaderamente enojada.

En ese momento, las puertas del ascensor volvieron a abrirse y dieron paso a las secretarias. Entre ellas, Betty.

-Marce, please, no es momento.- suspiró profundo. Una palabra más y todo terminaría.

-¿MARCE PLEASE?, ¿ES TODO LO QUE TIENES PARA DECIRME? QUÉ RIDÍCULO LO TUYO.- se giró sobre sus pies para hablarle a las empleadas- ACÁ EL SEÑOR PRESENTE, SE DESAPARECE DURANTE TODA LA NOCHE SIN CONTESTAR LAS LLAMADAS Y LO ÚNICO QUE TIENE PARA DECIR ES "MARCELA, PLEASE".

-Marce, por favor...- A Betty se le encogió el corazón, la voz de Armando apenas si se podía escuchar, estaba sumamente avergonzado por lo que estaba pasando.

-QUE BIEN TE DEJÓ ESA TIPA ANOCHE. DISQUE CENA DE NEGOCIOS CON BEATRIZ- y, apuntando con un dedo a la asistente, prosiguió con el ataque- USTED ES TAN DESVERGONZADA COMO ÉL,INEPTA, MEQUETREFE,CELESTINA,ENGREÍDA - Marcela sabía que ella, era el punto débil de Armando. Él podía soportar cualquier cosa, incluso los reclamos de los vecinos por su comportamiento de novia inquisidora, pero tocar a Beatriz, eso siempre funcionaba.

Perdidos en la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora