HAUNTED LEGACY // Finn Wolfhard [✔️]

P R O B L È M E S

Había una pequeña reunión en una de las habitaciones del instituto Blackwell, hace más de veinte de lo ocurrido actualmente.

—¿Cómo que se arrepintió? —preguntó una chica pelinegra dando vueltas por la habitación exasperada—. Ese idiota está loco, ¿Acaso pensó en lo mucho que nos jodería a nosotros?

—Traté de persuadirlo, lo juro, pero se fue de todos modos —explicó su amiga tratando de tranquilizarla aunque ella seguía consternada con lo que había visto.

El ambiente era tenso, sus respiraciones eran pesadas y la preocupación se había incrementado en las tres personas presentes en esa habitación.

Todo estaba callado, solo se oían sus respiraciones haciendo eco por todo el lugar y los pasos de aquella pelinegra dando vueltas por el lugar desesperada, aquel ruido rebotando en las cuatro paredes testigos de aquella discusión, las mismas que sabían todo de lo que esos jóvenes eran responsables.

—Debemos pensar en como salvarnos el pellejo —Las dos chicas clavaron sus ojos al chico que hasta ahora se había pronunciado—. No pienso morirme por la cobardía de un idiota.

—¿Y cómo planeas salvarnos el pellejo? —cuestionó la chica castaña, la más preocupada de los tres aún atormentada por la escena que había presenciado en la que su amigo era consumido por el fuego infernal al negarse a terminar con el trato.

—Hay que buscar la forma de aplazar lo acordado, el máximo era hoy pero no podremos terminarlo —El chico se levando aflojando la corbata de su traje y pasándose unaano por el cabello acomodandolo hacia atrás—. Debemos hacerle saber que cumpliremos nuestra palabra, pero que necesitamos más tiempo.

—¿Y si no nos cree? —preguntó la pelinegra cruzandose de brazos con seriedad, aunque muy en el fondo estaba preocupada por las consecuencias.

Estaba molesta, preocupada y a la vez hostigada con lo que estaba pasando, ella no había accedido a hacer todo esto para tener vida eterna como para que un pelmazo cobarde le fuera a echar las cosas por la borda.

—Haremos que nos crea, porque nuestra palabra vale más que la de ese imbecil —aseguró el chico clavando su mirada en los ojos de la chica responsable de la pregunta haciéndola tragar saliva al oír su voz endurecerse, una clara señal de que se estaba enojando.

—Entonces piensa en algo antes de que sea media noche, porque el tiempo se acaba —pidió la pelinegra antes de entrar al baño y encerrarse en el para observar su reflejo.

Se observó al espejo notando sus ojos aguados, no quería llorar pero estaba tan desesperada que sería capaz de hacer cualquier cosa para vivir, sacrificar lo que fuera para conseguir su objetivo y nadie ni nada se lo iba a impedir, era un promesa que ella misma se iba a obligar a cumplir, porque lo que había hecho tenía un precio para conseguir lo que quería y cualquier cosa que tuviera que hacer seria muy pequeña para la recompensa.