Ted estaba en la entrada, le había mandado un mensaje para que estuviera cerca y no tardó nada en venir. Me senté detrás, me siguió Sarah que hizo lo mismo. Estaba cruzada de brazos, no tenía ganas de nada y le dije que nos llevara a mi apartamento. No preguntó y lo agradecí, estaba enfadada, pero, ¿con quién? No podía enfadarme realmente con Chad, ¿o sí? En cierta manera, él no sabe qué sucedió en la discoteca, pero, eso quiere decir que debió saltar ¿no?
No soy una damisela en apuros y salgo de esos momentos ilesa y con una sonrisa, sin embargo, esperaba una reacción de mi novio: te estás pasando tío. Tampoco, porque Chad no decía "tío". Entonces, ¿tenía motivos realmente para enfadarme? No lo sé, estaba tan confundida que di gracias de tener a Sarah, quien me ponía los pies en la tierra. Decía que, era su trabajo y que para algo le pagaba.
―Gracias Ted ―dije entre suspiros.
―Cualquier cosa llámame, en serio ―decía él, girándose a mirarnos―. No hablo como chófer, ¿entiendes?
―Lo sé, estoy bien ―intenté tranquilizarlo.
―También dijiste eso cuando sucedió de lo tus padres y... ―Al verme, dejó la frase en el aire―. Solo llámame si me necesitas y si no, sabes que Sarah lo hará por ti.
―Te quiero Ted ―admití.
―Y yo pequeña ―sonreía.
Nos bajamos del coche, entrando en el apartamento. Al abrir la puerta, tiré el bolso en el gran sofá y me desplomé yo también. Agarré el móvil y colgué la foto en la que Hope me mencionó, le di me gusta y también la comenté. La gente estaba eufórica en su cuenta de Instagram, otros, fanáticos de su hermano estaban cachondeándose de que ella fuera mi fan teniendo en cuenta que su hermano me tenía tirria. Imagina lo poco que me importan los haters que ni sabía que el mejor jugador de los Giants me odiaba, ¿Chad lo sabría?
―Voy al cuarto, ¿te quedas a dormir? ―Dije en seguida.
―Sí, dormiré aquí. ¿Estás bien?
―Lo estoy, necesito hacer... cosas ―dije subiendo de dos en dos las escaleras, con prisas.
Me puse el pijama y me desmaquillé, me recogí el pelo en una coleta suelta y me senté tras mi portátil, ubicado en una mesa pulcra y blanca que se ubicaba en un rincón en concreto de mi cuarto.
―¿Escribiendo? ―Inquirió Sarah apoyada en el marco de la puerta, cruzada de brazos.
―Tengo ideas para canciones ―aseguré.
―Y dudo sean de romance, ¿me equivoco?
Me giré a mirarla, hice una mueca y suspiré apoyándome en el respaldo de la silla, pasé las manos por mi cara frustrada. No escribía ninguna canción de amor desde mis inicios con Chad. Hace dos años, saqué mi primer álbum, se juntó un poco con la premier de una de mis películas más conocidas. Estuve un tiempo estancada, no sabía cómo proseguir con mi música ni por dónde tirar y un día, después de discutir con Chad hará un año y medio, las letras fluyeron.
Le habían preguntado en varias ocasiones por mi música, pero, es un hombre que vive por y para el trabajo. Es actor y poco más, le gusta el fútbol, comer en un restaurante italiano, leer un libro antiguo y nada de música. Me gustaba la comida italiana y los libros, pero, todo con Chad era diferente y cada vez sentía que había millas de distancia. Aterraba.
―Lo que salga Sarah, lo que tenga que ser...
―Será ―finalizó por mí―. ¿Café?
―Gracias, preveo una larga noche y un futuro álbum. Creo.
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TOUCHDOWN AL CORAZÓN
Teen FictionAddison, el corazón de Nueva York. Una joven promesa del cine y de la música que se ve en la tesitura de las "sonrisas falsas". ¿Merece la pena todo lo que ha sacrificado? Una serie de preguntas que rondan su cabeza sin cesar. Siempre dicen que la v...