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COLE

Se escuchaba la ducha desde el salón, se apresuró a ducharse como si lo que hubiéramos hecho fuera un crimen. No tengo ningún problema en resolver tensiones sexuales, no obstante, siento que necesito más. Y no hablo físicamente y tampoco quiero darle la razón a Archie en lo referente al tema. Sé que no estoy engañándola, pero, una parte de mí siente que sí.

Addison es una chica en cierta medida impulsiva, le han hecho tanto daño sin darse cuenta y así misma también que todo le da miedo. Estoy convencido de que su pasado con Chad es mucho más doloroso para ella de lo que nos hace creer a todos.

No entendí el motivo por el cual se sorprendió de que le hicieran sexo oral, cierto es que su ex soltó que llevaban tiempo sin acostarse, pero no seré yo quien le pregunte directamente a Addison sobre el tema. Sé que ha disfrutado y esa cara, esa sonrisa no es falsa en lo absoluto. Ambos tenemos debates internos y problemas que resolver.

La ducha dejó de hacer ruido, desde aquí se puede ver su habitación ya que tiene la barandilla que hace como un gigantesco cuarto. Lleva una toalla en el cuerpo y el pelo en un moño mal hecho, total desnudos ya nos hemos visto. Sonó un móvil, miré la hora y era la una de la madrugada.

―Te llama tu... ¿madre? ―Inquirí confuso, no se hablaban.

―¿Qué dices? ―Dijo bajando a toda prisa sujetándose la toalla.

Miró el móvil y descolgó, supongo que debió sorprenderle que le llamara su madre (con la cual no se llevan bien) a estas horas.

―¿Mamá? ―Inquirió Addison.

―Tengo a Chad y a Megan aquí, se han plantado muy indignados por tu actitud ―Addison había puesto el altavoz.

―¿Perdona? ―No daba crédito.

―No sé cómo esperas que reaccione tu ex pareja cuando se entera que le has puesto los cuernos con su ídolo y que encima, estáis juntos. Vaya decepción.

―No estoy saliendo con nadie, de todas formas, no tengo que dar explicaciones de esto a nadie mamá ―bufaba ella.

―Megan ha sido una buena amiga para ti... acaban de llegar hace nada, les voy a hacer algo de cenar porque aquí no se le hace el feo a nadie, Addison.

―Lo has logrado mamá, espero que esto te haga puto reaccionar ―decía alejándose con el móvil, subiendo con rapidez las escaleras.

Fui detrás de ella, se estaba poniendo unos tejanos y una sudadera más grande que ella a la par que unas deportivas. No tardé en meterme en la habitación de invitados a ponerme un chándal limpio.

―Aquí te espero ―se le escuchaba decir a su madre.

―¿Dónde mierdas vas? ―Exclamé.

―No puedo pedirle a Ted que me lleve a casa de mi madre, no es mi casa, pero... un día si lo fue. Buscaré quien pueda llevarme, pagaré un taxi, aunque me salga por un riñón, tengo el dinero para poder pagarle al hombre la ida y la vuelta.

―Addison, ¿no eres de Nueva York? ―Debí haber escuchado más a Hope, sinceramente.

Me miró apenada, con media sonrisa que parecía más de tristeza que a una de ilusión. Se le veía una chica neoyorquina, encajaba a la perfección con esta ciudad.

―A veces me alegra que sepas poco de mí, Cole ―decía metiendo alguna muda de ropa en una mochila.

Y es cierto, sabía lo que decía en entrevistas y lo egocéntrica que parecía. Sabía que adoraba ser actriz desde bien pequeña y que, después de un tiempo ser cantante fue algo que le cambió la vida por completo. Cosas como el café, el pintalabios o que, en realidad, la ropa que llevaba era un significado de cómo se sentía o cómo quería sentirse. A fin de cuentas, si me llegas a decir que esta chica llamada Addison no ha nacido en Nueva York, te digo que eres gilipollas porque parece que esté hecha para esto. Que es su ciudad.

TOUCHDOWN AL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora