21

19 3 5
                                    

Eran las seis y poco de la mañana cuando llegábamos a Vermont, le di la dirección a Cole para que la pusiera en su moderno GPS y llegáramos a la casa en la que me crie.

No pegué ojo en todo el trayecto, hablamos, cantamos e incluso hubo un silencio sepulcral varias veces. Me daba mucho coraje que tuviera que estar metido Cole en esto, no era necesario que precisamente él pasara por esto.

Es más, era consciente que a las ocho de la mañana en cuanto Sarah se levantara y lo primero que hiciera (su rutina) sea mirar el móvil, se me presenta aquí. No somo suficientes para el drama como para que vengan más, pero, aunque le dijera que no hace falta ella vendría igual, y cabreada, que es peor.

―No aparques muy cerca, hazlo en la calle de atrás.

―¿Por qué?

―El coche de Cole Holleer en la puerta de la casa donde se crio Addison, suena muy bonito como título de noticia ―dije con ironía.

―Está bien, lo pillo ―bufó.

Aparcó una calle atrás y ambos cogimos la bolsa de mano que llevábamos, le guie por donde tenía que ir. Hay sitios, lugares, que da igual que no hayas venido en años porque nunca podrías olvidar el camino de vuelta, como si fueras un robot.

Llamé al timbre de la que en su día fue mi casa, las luces estaban apagadas a excepción de un pequeño destello que provenía del pequeño salón. Tampoco era una gran casa, era humilde, pero con el dinero que hubo durante un tiempo, mi madre pudo modernizarla.

―Buenos días, Addison ―sonreía mi madre.

Esperaba nuestra visita, por eso estaba bien peinada y vestida, solo llevaba una bata de satén color dorado de ir por casa. Pasamos y Cole cerró la puerta tras de sí, procurando hacer poco ruido por si alguien dormía. ¿La verdad? Mi padre ese día debía tener fiesta puesto que se estaba fumando un cigarro en la cocina, Megan y Chad charlaban animadamente en la mesa de esta con un café y un desayuno increíble. Quisiera tirarles el café ardiendo en la cara.

Dejamos las bolsas en la entrada, junto con los abrigos. Al contrario que el resto de personajes aquí plantados, nosotros habíamos pillado lo primero que vimos. Cole en chándal y yo tejanos con sudadera. Chad iba con un traje algo más... ¿Informal? Y Megan con un vestido de manga larga y botas altas.

―Pensé que no vendrías ―comentaba Megan―. Y qué grata sorpresa porque encima no vienes sola, apareces con tu nuevo ligue.

―Megan, si quisiera tener nuevo novio lo tendría porque estoy soltera y tengo derecho a ello. A fin de cuentas, no sería con el ex de mi supuesta mejor amiga, ah no, que también es ex mejor amiga ―me crucé de brazos―. Sin embargo, creo que quien aparece con un nuevo ligue eres tú, no yo.

―¿Tienes que presentarte ya de malas maneras? ―Inquirió Chad.

―Para empezar, me llama mi madre a la una de la madrugada comentándome que os habéis presentado aquí ―negué con la cabeza―. ¿Quieres café, Cole?

Sin mediar palabra asintió y crucé al lado de mi padre para dirigirme a la cafetera a preparar un par. Llevábamos un trote insano para ser exactos.

―Luego, os da de cenar mi madre como si vosotros fuerais los santos y para rematar el asunto ella sabe que quiero zanjar esto cuando antes por lo que, sabía que vendría ―acabé de decir a la par que le daba el café a Cole―. Y nos hago un café porque Cole ha conducido toda la noche y yo no he pegado ojo porque qué menos.

―No entiendo por qué tenéis que acudir a casa de los padres de Addison, ¿qué relación tenéis con ellos? ―Comentaba Cole.

―Chad ha sido siempre muy querido en esta familia, siempre tendrá un hueco aquí. Un chico educado, con los pies en la tierra y que estaba dispuesto a pedirle matrimonio ―decía mi madre haciéndose un café―. Pero como siempre, tuvo que echarlo a perder porque decía que quería ser una estrella...

TOUCHDOWN AL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora