23

12 3 0
                                    

Mi madre me quería, luego quería a mi dinero. Megan al principio quería ser mi amiga, después fue por la fama. Chad doy a entender quería tener algo conmigo, luego era estabilidad y estatus. Y mi padre, me ha querido siempre pero su cabeza nunca le ha dejado actuar concorde a lo que sentía.

¿Qué es querer y por qué siento que no lo merezco? Tuve que aprender por las malas que, si algo no me gustaba debía quitarle el único poder que obtendrían de mí: mi atención.

Yo lo quería, así que fui y lo conseguí. Simplemente lo hice y ya está. Fue otra cosa que arruiné y jodí, por diversión. Otra conversación, en la que no tenía nada que decir, solo lo pensé así que lo dije. Lo cogí porque podía.

Otro día que estaba fingiendo ser más madura de lo que soy. Otro momento que parece perfecto y que no se siente como mío, forzando las cosas para que fueran señales.

A veces siento que no quiero estar justo donde estoy, emborrachándome cuando me dicen de ir de fiesta a la discoteca con amigos del momento, alejando así, a las personas que saben quién soy, que me conocen.

Pero, a fin de cuentas, soy yo quien ha estado haciendo la cama. Cansada de ser que la chica que soy, cada cosa buena que me ha pasado se ha convertido en algo a lo que le tengo miedo.

Qué bien se me da ser actriz puesto que, interpreto tan bien el papel de víctima en mi cabeza, a pesar de que soy yo quien ha estado haciendo la cama. Poniendo las sábanas en mi cabeza.

Cada noche me despierto, de un sueño extraño, donde me veo conduciendo por la ciudad que nunca duerme, pero los frenos me fallan y, veo el semáforo en rojo, pero no puedo detenerme. Ni si quiera sé si puedo desviarme de la carretera. Puede ser que haya leído en algún sitio qué significa que mi vida se siente demasiado fuera de control.

Cambian mi mecanismo y simplemente dejo que suceda, conseguí todo lo que quería, solo porque realmente no es como me lo imaginaba.

A veces, siento que no quiero estar donde estoy (o que no me lo merezco), contando todas aquellas cosas bonitas de las que me arrepiento. Siendo yo, quien ha estado haciendo la cama.

Mi mente tarareaba Making The Bed de Olivia Rodrigo.

Era como ir a doscientos por hora, viviendo con el semáforo en verde y sin detenerme en el color rojo; ni si quiera en el ámbar.

―Vayamos a comer ―decía Archie―. Estoy seguro que necesitamos nutrientes para continuar existiendo.

Nadie puso pegas, buscaron en Google algún restaurante bueno que les hiciera gracia. Nos encaminamos hasta ahí, Sarah y Archie iban cogidos de la mano mientras se contaban alguna cosa. ¿Merezco un amor tan sincero?

Entramos ahí y claramente, antes Sarah ya había reservado mesa y, sin embargo, aunque nos pusieron más alejados de la gente, estos no paraban de mirarnos y cuchichear. No todos los días tienes a una actriz y cantante sentada en una mesa con dos de los mejores jugadores de los Giants, en Vermont.

―¿Addison? ―Preguntaba una señora, que se había acercado con bastante cautela y respeto.

Me giré cuando escuché aquella voz que me sonaba, no era como si conociera a toda la ciudad, unos venían y otros se iban. Cuando vi a aquella mujer, que llevaba una melena blanca grisácea recogida en un moño italiano, me acordé al momento.

―Señorita Kimberly ―dije arrastrando la silla para levantarme.

―¡Oh por favor! ―Reía esta―. Ya no te doy clases, puedes tutearme, por favor, ¡me harás sentir mayor!

―¿Sigues dando clase en el Rice Memorial? ―Inquirí.

―¡Sí! Siempre te pongo como ejemplo... aquella extraescolar de canto y actuación, te admiran Addison ―decía cogiéndome de las manos―. Justo tengo clase después de comer, ¿querrías venir?

TOUCHDOWN AL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora