La fama nunca ha sido fácil y de hecho no creo que nadie que la tenga diga lo contrario. El dinero, las marcas que quieren contar contigo para que las patrocines, los lujos... todo aquello que hemos visto de pequeños y soñábamos con tenerlo.
La vida avanza y no se detiene, ese es el supuesto misterio de la felicidad. Por ello, decidí centrarme en mi carrera, llegar a lo más alto para poder mantenerme ahí. No muchos lo entendieron y quien de verdad me quiso, se quedó conmigo en el camino.
Salía muy contenta del estudio, el álbum había quedado fenomenal y teníamos previsto grabar un videoclip. Pronto saldrían el resto de canciones, incluida la que fue escrita para Cole. Con él de protagonista. Me moría de vergüenza ante aquello, pero ahora que estábamos juntos, debería ser más sencillo. Aunque nosotros nunca lo fuimos y creo, que nunca lo seremos. Llevábamos unos días que hacíamos vida normal, sí, normal. Salíamos a comer hamburguesa, al cine e incluso a tomar algo. Para mí era lo que debía ser. Lejos de todo lo que conllevaba ir a restaurantes de lujo donde la cantidad de comida te hacia rugir el estómago.
Habíamos salido de una hamburguesería, Cole me comentó que su padre lo llevaba mucho de pequeño y que no ha dejado de venir con Archie. Es de las mejores hamburguesas que he probado en mi vida.
―No me creo que de verdad haya sido una de tus mejores hamburguesas ―reía Cole al punto de que se le saltaban las lágrimas.
―Mi mayor experiencia culinaria fue cuando Ted me preparó una carne asada increíble. Fui con Sarah a su casa y dijo que hacía de chef, nadie le llevó la contraria y te aseguro que fue mi mejor experiencia.
―Pobre Ted ―se burló.
―Para nada, estoy segura que si él viniera aquí diría que es mejor que su carne asada.
―¡Es Addison! ―Exclamó una voz tras de mí.
Una variedad de flashes fue a parar a nuestras caras, ciega era como me estaba sintiendo. Cole colocó su mano en mi cintura para hacerme avanzar hasta su coche, Ted trabajaba menos ahora que podía ir en su coche. Di gracias que no necesitaba aparentar arreglarme para salir a la calle, llevaba unos pitillos negros y unas botas blancas. El abrigo y la bufanda.
―La relación está confirmada hace días, ¿es cierto que lleváis más tiempo del que decís? ―Dijo uno.
―Se rumorea que le pusiste los cuernos a tu expareja Chad con Cole, ¿cómo de verdad es el asunto? ―Añadió otro.
―Dejaste la fama de uno para aprovecharte de otro que está todavía más en la cima, ¿qué intenciones tienes Addison? ―Intentaban poner el micrófono cerca.
―Ya no te arreglas para salir, ¿es a causa de que ya no necesitas impresionar al mejor jugador de los Giants? ―Dijo una chica.
―Te vemos más feliz, ¿se debe a tu nueva relación amorosa?
―Vas de chico en chico y eso que tu relación anterior fue de dos años, ¿con cuántas personas estuviste en ese periodo? Se dice que fuiste infiel en más de una ocasión.
―Addison, ¿vas a sacar un álbum solo para Cole?
―¿Por qué no vistes con aquellos vestidos tan tuyos?
―Hace días que no se te ve pisar una discoteca, antes salías en las portadas bastante ebria. ¿Te ha cambiado el amor?
―¿Dónde está Addison la chica que aparentaba no tener corazón?
Me escocían los ojos y me entraron unas inmensas ganas de llorar ante todas aquellas falacias, rumores y preguntas. No iban a preguntarle a Cole nada acerca de su pasado, de hecho, han dicho que es el mejor jugador de los Giants mientras que a mí se me coloca el cartel de infiel sin ellos saber nada. Se me está juzgando porque he ido a cenar una hamburguesa con unos vaqueros pitillo y no en un vestido ajustado. Siempre somos nosotras el motivo, pero son ellos los que mandan. Si no me arreglo como quiere la prensa, es porque no necesito nada más de él. Si me arreglo mucho es porque quiero llamar la atención. Me necesitan borracha porque entonces hablan y ahora han de inventar excusas.
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TOUCHDOWN AL CORAZÓN
Teen FictionAddison, el corazón de Nueva York. Una joven promesa del cine y de la música que se ve en la tesitura de las "sonrisas falsas". ¿Merece la pena todo lo que ha sacrificado? Una serie de preguntas que rondan su cabeza sin cesar. Siempre dicen que la v...