30

16 1 0
                                    

SUPERBOWL

COLE/ADDISON

ADDISON

La noticia el mes pasado me pilló por sorpresa, tardaron mucho en decidirse por el artista que actuaria en el medio tiempo de la Superbowl. Cuando llamaron a Sarah para hablar con ella los acuerdos, el tema presupuesto para pagarme (el cual no era poco) y si estaba interesada, no tuvo ni que comentármelo. Dijo que sí. Por ello, ahora mismo estaba ahí demasiado nerviosa como para ser cierto.

Cuando pedí el deseo con el farolillo blanco junto con Cole, no entraba en mis planes el hecho de que escalar alto significaría estar cantando en la Superbowl me parecía otro nivel de escalada.

En el backstage, la maquilladora estaba acabando conmigo. No pude ver la primera parte y me perdí cómo iban los Giants. Decidí elegir cien por cien la ropa que ponerme, para mí significaba un antes y un después en mi carrera.

Con las botas negras por la rodilla, en una falda tejana algo corta (tuve que ponerme unos mallot cortos y negros para que no se me viera el alma), una camiseta de rejilla roja que usaba a modo de guantes también y un top de manga corta blanco con alguna frase de algún single mío.

Me dejé guiar por Sarah en cuanto al peinado: medio pelo recogido y estirado en una coleta alta, donde recubrieron la goma para que no se viera y algunas perlas en rojo adornaban la parte de arriba. Mi pelo, ondulado como si solo. Salvaje.

El maquillaje no era el centro de atención, tan solo un eyeliner rojo, rímel y mi característico pintalabios por el cual muchos me reconocían. No queríamos sobrecargar el asunto.

Porque iba a dejar marca, porque yo, me había dejado la piel para llegar hasta donde estoy.

Decidí empezar a vivir la vida que siempre había imaginado.

Un escenario se alzaba ante mí, imponente y lleno de una decoración como en el videoclip de "Unstitched Ball", los focos blancos y rojizos iluminaban aquel rectángulo tan alargado. Había un batería, un guitarrista y un bajista. Aparte de un grupo de bailarines que me acompañarán encima del escenario.

Había visto bastantes actuaciones de la Superbowl, hacia años que cuando llegaba el día solo la ponía para ver el medio tiempo. Jamás me imaginé en ese mismo escenario, en uno que había ideado yo junto con mi equipo. El vestuario. La elección de canciones. Todo.

Y se anunció mi nombre. Temblaba como un flan, sentía que las piernas iban a flaquear en cualquier momento. Me coloqué bien aquellos in ears que nunca me acostumbraría a llevar pero que eran necesarios por la multitud de gente. Los focos se apagaron antes de salir yo, se fueron encendiendo a mi paso y la gente, eufórica coreaba mi nombre con fervor. Se me pusieron los vellos de punta. Ni si quiera podría distinguir a nadie en la multitud, solo a los jugadores que estaban lejos visualizando el espectáculo. El número 72 mirándome, aunque no lo viera de cerca era consciente que sus ojos se posaban en el concierto que iba a dar.

Inicié con mi primer álbum, con el que debuté. No me abstuve de cantar aquellas canciones que eran intensas como con el sentimiento que las escribí. Formaban parte de mi vida, de mi pasado. "Princess Of Darkness" era una parte de mí y aunque distaba mucho de ser un álbum romántico, tenía sus cancioncillas.

Hilé la narrativa con un mashup para cantar algunas del segundo álbum, uno más triste. Más oscuro. Menos romántico por no decir que no existía ese término. Todo era un pozo de dudas, de interrogantes, de no saber cómo proseguir con mi vida. Bailé cuando tocaba en las partes donde no había letra, sujetando con firmeza el micrófono entre mis manos. Porque "Heart of Villian" era un concepto que tuve muy arraigado en mí, que necesitaba soltar. Siempre siendo la mala de una historia, convirtiéndome en la villana y pudriéndome un poco por dentro sin darme cuenta de ello.

TOUCHDOWN AL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora