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Tanto tiempo sin que me viera alguien tan vulnerable como en estos instantes, me daba terror y quizá algo de pánico. Las redes sociales no eran el espejo del alma de nadie, ahí sonreías y todo iba fenomenal. Grababas cuatro TikToks bailando algo viral, subías un par de fotos a Instagram patrocinando una marca de ropa, un selfie con un café o cualquier chorrada y listo.

La vida así de bonita es como la podíamos ver en las pantallas de nuestros móviles diariamente. Gente feliz que inventaba una vida de cuento y más bien, seguramente, fueran pesadillas.

―Addison... ―Murmuraba Cole.

Negué con la cabeza, colocando las manos en mi rostro y el móvil en mi regazo. No podía detenerme y es que, el simple hecho de que todo cayera de golpe, sobre mí y sin previo aviso, me descolocó.

La imagen que quería mantener ante él, la que quería conservar fuera como fuera, fue menguando. No vio a Addison, la chica que llevaba la cabeza alta y respondía a los entrevistadores callándoles la boca, tampoco la que pensaba que era una egocéntrica de mierda. Estaba visualizando todo lo que acallaba mi interior, aquello que escondía porque daba terror sacarlo a la luz y que, ni con Chad logré hacerlo del todo puesto que, nunca llegó a comprenderlo.

Quería que Cole siguiera viéndome como antes y no este deshecho de abundantes lágrimas, en un chándal y abrigo. Sentada en un banco balancín, al lado de la persona que más rabia me daba.

Mi vida, cayéndose a pedazos y mi madre no ayudando a construir nada de lo que ella, una vez, tiró.

―No sabía que no tenías apenas relación con tu madre.

―No hay que saber mucho de mí Cole, no es necesario ―dije acabando de secarme las lágrimas.

―¿Sabes? ―Dijo mirándome con atención―. Voy a ser crudo con esto, pero me da igual, creo que lo necesitas.

―Gracias, pero no necesito un psicólogo ―murmuré.

―Me importa una mierda, Addison. No vas a sanar interiormente si sigues creyendo que no estás herida, no cierras capítulos y los dejas con la puerta entreabierta.

―¿Y quién eres tú para decir eso? ―Bufé―. ¡No sabes nada, Cole! Absolutamente nada...

―Quizá el resto no se fije en ti ni un mínimo Addison, pero no eres misteriosa, solo hermética ―argumentó.

―Cole... ―Insistí para que parara.

―Sí, me das puta rabia Addison y sí, ojalá no haberte conocido porque... ¡Joder! ―Exclamaba frustrado―. Sí sé cosas, sé que adoras el café del Starbucks porque te has viciado y que no te gusta beber ningún otro. Quieres hacer las cosas bien, porque al principio te salieron rana. Hubieras dejado a Chad y aclarado las cosas, pero no te dieron la oportunidad. Tienes inseguridades y muchas, no las admites y eso me da puta rabia porque Addison, deberías mirarte más.

Yo me estaba quedando a cuadros.

―Siempre usas ese pintalabios, como ahora, de un rojo muy oscuro y no te he visto los labios ni en una sola foto que no sea actuando y, aun así, logras que te pinten los labios de otro color porque es como más cómoda te sientex. Y eso que, tengo una hermana que es muy fanática tuya. Eres cercana con tus fans, siempre subes todo aquello en lo que te mencionan, respondes y hablas con ellos si puedes. Addison, me das mucha rabia y es algo que sabes de sobra, sé que el sentimiento es mutuo, pero no digas que no sé nada, porque solo hay que tener un puto mínimo de interés en fijarse en esos pequeños detalles.

―No te acerques ―dije entre lágrimas, aquellas que habían regresado.

―¿Más? ―Bufó―. Addison has de saber que yo, no me...

TOUCHDOWN AL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora