Capítulo 11

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Romeo y yo caminamos por la costa durante un rato, dejando que nuestros pies se enterrasen en la arena, el agua se sentía fresca y el sonido del oleaje era más maravilloso que cualquier pieza musical que haya escuchado antes.

Romeo: ¿Es lindo cierto?

Yo: es mejor de lo que pude imaginar.

Romeo se quedó en silencio un momento y al segundo siguiente decidió salpicarme con agua.

Yo: ¿Qué demonios?

Romeo: Vaya lenguaje señorita, pensé que los Capuleto eran demasiado refinados para esas expresiones.

Yo: con que esas tenemos ¿Eh? 

Comenzamos a tener una pelea de agua, empezamos con salpicones y después corríamos de un lado a otro intentando esquivar el agua del otro, en una ocasión Romeo me levanto por los aires y me intentaba internar en el agua, en otra de las ocasiones me quedé con su camisa después de tirar de ella, aquí en la privacidad de mi diario, he de admitir que Romeo tiene lindo cuerpo, de vez en cuando he notado que sus prendas marcan sus brazos bastante bien trabajados pero es una vista mucho mejor aquí en la playa... como sea terminamos empapados de la cabeza a los pies y con arena por doquier, yo más que él, el vestido guarda arena.

Rosalina, caminando hacia nosotros: Si te gustaba ese vestido considéralo perdida total. La arena nos delataría de regreso a casa.

Benvolio: Vaya, usualmente no eres tan enérgico a esta hora, muy buenos días.

Romeo hizo una reverencia y después se sacudió el cabello salpicándonos a todos.

Benvolio: ¿Te fue a despertar?

Yo: jajaja si, de hecho si. Pero está bien, fue una buena compañía, hasta que decidió arruinar mi vestido.

Romeo, riendo: ella hizo jirones mi camisa, estamos a mano.

Yo: Estar a mano ¿discutiremos eternamente? 

Romeo: si tu quieres

Rosalina, subiendo el tono de su voz: Bueno bueno bueno ¿Quién tiene hambre? ¿Desayunaron algo?

Romeo: si, un par de manzanas.

Detrás de él hice un gesto de que yo no había comido nada, no estoy habituada a comer directamente al despertar, pero no quería que se sintiera mal por lo de la manzana.

Benvolio: Bueno, que les parece si vamos dentro y en lo que preparo algo se secan.

Yo, caminando a la casa: ¿Cocinas?

Rosalina: No solo son caras bonitas.

Benvolio, entre risas: muy poco realmente pero lo suficiente para nuestras vacaciones.

Subí brevemente por otro vestido y a quitarme arena del cabello, al bajar percibía un olor increíble proveniente de la cocina, seguí a mis sentidos hasta la misma.

Yo: para ser muy poco huele bastante bien

Benvolio, revisando que el fuego sea suficiente: jaja, no es para tanto.

Yo: ¿necesitas ayuda? 

Benvolio: puedes terminar de pelar esas papas o limpiar la mesa de allá

Yo, poniéndome un delantal: y ¿Rosalina? 

Benvolio, mezclando cosas: Ella fue a ver a tu nana, a robarle provisiones básicamente. Que extraño es escuchar que alguien se refiera a ella por su nombre.

Yo, acercándome a la mesa por limpiar: Según lo que me enseñaron es una muestra de respeto, llamar a las cosas y personas por su nombre, un apodo es menospreciarlo.

El diario de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora