Capitulo 1

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Hace muchos años, Verona era una ciudad mágica, llena de amor, ilusión y belleza; las calles estaban adornadas con flores en cada uno de los balcones, las mujeres cantaban al realizar sus labores diarias, todo era paz y armonía. Mi abuelo en aquel entonces era el líder de mi familia, los Capuleto quienes poseen más de la mitad de la ciudad, junto con su gran aliado, Lord Montesco, lideraban la ciudad hacia el mañana. Verona era una de las ciudades más prósperas de Italia y la familia Real solía venir cada cierta temporada para vacacionar.

Todo eso cambio el día del terrible incendio, un 14 de junio, cuando yo todavía era una bebé, la casa de los Capuleto ardió en llamas en mitad de la noche, quemando por completo el ala oeste de la propiedad, dejando a 4 muertos, incluyendo a mi abuelo. Tras la inspección se reveló que fueron los Montesco quienes incendiaron la casa con el propósito de liquidar a toda la familia y obtener más poder dentro de la ciudad. Eso comenzó nuestra gran riña. 

En nombre del abuelo, mi tío Vittorio, hijo mayor y por ende heredero universal de la casa, tomó el liderazgo y enfrentó una guerra política y comercial (y tal vez algo armamentista) en contra de los Montesco, año con año se nos enseñó a no olvidar el terrible incendio y prevalecer la memoria de nuestro abuelo, los 3 primos crecimos educados de la mejor forma, la forma de los Capuleto. 

Dentro de casa no todo resultó bien, años después, Rosalina, en pleno uso de sus facultades, fue encontrada conviviendo abiertamente con los Montesco, como si de viejos amigos se trataran, y el consejo familiar votó por mandarla al exilio a un internado en Vicenza, la traición fue demasiado para su padre quien falleció ese mismo año, permitiendo así que mi padre se convirtiera en Matteo, Lord Capuleto. Ante la vista publica, mi primo Tebaldo sería el heredero de la familia puesto que mi padre no tiene hijos en general, ya que ante el ojo publico estoy muerta.

Según el plan maestro yo fui declarada muerta en el incendio, aunque claramente no fue así, sino ¿quien estaría contando todo esto?. Y me convertí en el arma secreta de la familia. Educada en casa y declarada heredera el día que falleció mi tío Vittorio, se me educó rigurosamente para convertirme en la líder perfecta de la familia. Fuera de la misma, solo pocas personas conocen sobre mi estado de muerta viviente, eso incluye a mi pseudoprometido el Conde Paris (conde en su cabeza ya que su padre aún sigue vivo).

Cada día mi rutina es prácticamente la misma: despertar, limpiar la galería de los Capuleto (como parte de mi educación, limpio cada cuadro mencionando que hizo cada uno de nuestros lideres y recitando de memoria que ocurrió en el incendio), desayuno con clase de etiqueta, clase de esgrima y combate, clase de política, clase de economía, clase de tácticas militares, clase de geografía, comida y otra clase de etiqueta protocolaria, discursos, letras, mi hora libre en la que suelo pintar, leer o pasear por los jardines (aunque siempre que esté fuera de la casa debo usar algo que me cubra por completo), limpieza (mía... claro está), cena (siendo la única comida de mi día que es medianamente normal) y a dormir, si el insomnio me deja.

Pero mañana será diferente, ya que estamos en víspera de mi cumpleaños 14 y Rosalina ha sido readmitida a la familia, aunque sin cargo hereditario. Este año va a cambiar todo por completo.

Mi nana: Julieta, baja de ahí, tu madre te busca.

Yo, medianamente colgada de una escalera limpiando uno de los cuadros: ya voy.

El ala oeste, fue reformada por completo y fue transformada en un museo de lo que no debo olvidar, odio a los Montesco. El problema es que el área habitada de la casa está justo del otro lado, y hay que caminar por todo el lugar para llegar con mi madre.

*Toc toc*

Adela, mi madre: adelante.

Nana: su hija, señora.

El diario de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora