Capítulo 26

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Los adultos regresaron de su viaje al día siguiente en silencio, ninguno dijo absolutamente nada del viaje pero si nos habían informado a los jóvenes sobre permanecer en la casa hasta el lunes siguiente, ese día se nos revelaría todo lo que paso en Torino y cómo afectaría a la familia.

Rosie, viendo el techo: ¿Crees que sea grave?

Yo, cepillando mi cabello: No han dicho absolutamente nada y no han querido ver a nadie desde que llegaron, es como si estuvieran pero al mismo tiempo no.

Rosie, molesta: Al punto, Julieta ¿Crees que sea grave?

Yo, en tono de total tranquilidad: ¿Qué es grave? ¿que mi padre se muera? eso es grave ¿haber perdido la fortuna de la familia? no tanto, tenemos negocios que nos mantendrían a flote el resto del año...

Rosie, sentándose en la orilla de la cama: Entonces ¿Para que tanto misterio? y sobre todo ¿Por qué tenemos que estar aquí?

Yo: porque son ordenes y en jerarquía, ellos están sobre nosotros, solo sigue las ordenes.

Rosie, llevándose las manos al rostro: No aguanto más estar aquí.

Yo, intentando no reír a carcajadas: Ja, bienvenida a mi mundo (Volteando a verla) Si tanto quieres una actividad, ve a ver a Teobaldo y a Paris, diles que están invitados a un "té" en los jardines del ala oeste, después ve a la cocina y ordena 4 servicios de té para el jardín y al finalizar todo te veré en la galería.

Rosie, levantándose: Sé que es mi trabajo pero jamás había oido algo peor salir de tus labios.

Yo, aplaudiéndole: Andando, Rosalina, que el día apremia.

Rosie y yo claramente estábamos en blanco respecto a la situación en casa, sin embargo, Paris no tenía que seguir las reglas y los padres de Teobaldo seguramente le habrán dicho algo, así que un té en área del jardín que nadie visita es la idea perfecta.

Yo, en tono dramático: He convocado a esta reunión de los jóvenes de la casa, por los hechos del día.

Paris, dándome la mano para sentarme en mi silla: ¿A que hechos se refiere, mi señora?

Yo, en tono desenfadado: Conde el encierro es mi vida, la de los demás en esta mesa, sin embargo...

Teobaldo, alegre: Pues si en código hablamos, es el día que esperábamos.

Rosie, sirviendo el té: ¿A qué te refieres?

Teobaldo, tomando un panecillo: No voy a decir nada, si hay que esperar, esperen.

Yo, algo asustada: Me temo, que esto es peor de lo que pensé.

Rosie, confundida: ¿Qué es?

Teobaldo: ¿Peor? Mejores noticias no puede haber

Paris: Si sabes algo deberías decirlo...

Yo, seria: Gracias por venir, si me hacen el favor de retirarse.

Paris, levantándose: Como lo ordene mi señora.

Rosie, viéndolos irse: ¿Qué está pasando?

Yo, tomando su mano: Nada de lo que te debas preocupar ahora, sin embargo nos saltaremos las normas y saldremos unas horas (gritando) ¡Nana! ¡Nana! venga en seguida

Nana: ¿Está todo bien?

Yo, nerviosa: es imperativo que nos cubras hoy, prometo que no tardaremos, será de pisa y corre.

Nana, al verme tan asustada: De acuerdo, tienen una hora.

Alcancé la peluca que había dejado en los pasadizos y corrimos lo más rápido que podíamos a casa de los Montesco.

El diario de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora