Capítulo 13 - Rosalina POV

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Cada año, cerca de finales de octubre, una caravana de gitanos cruza el norte italiano y pasa por Verona, el campamento dura aproximadamente 3 días en los alrededores de la ciudad, la noche en la que llegan la solemos llamar noche de brujas y durante esos 3 días, varios habitantes de la ciudad se aventuran hacia el campamento por el entretenimiento, recreación y remedios o hechizos que estos les ofrecen

Julieta: Y ¿qué planes tienen para la noche de brujas?

Yo: iré a visitar a mis abuelos

Julieta: ¿Tus abuelos son gitanos?

Yo: ¿De dónde crees que mi madre era una bruja? ¿casualidad? ¿Experimentación juvenil? ¿pacto con el diablo?

Benvolio, en un tono condescendiente: Rosalina.

Yo, en tono falso: ouch, eso si me dolió. Nada como escuchar tu nombre completo para que sepas que es un regaño.

Benvolio: bueno, no te llamé Alessandra.

Empece a actuar retorciéndome en el suelo como si la mención de mis otros nombres me doliera.

Romeo, mientras cortaba un tallo: Ni María.

Yo, viendo a Romeo seriamente: ¿ahora es en mi contra? enano

Romeo levantó sus manos pidiendo un cese al fuego.

Julieta, a los muchachos: y ¿Ustedes visitan la caravana?

Mercutio: ¿Bromeas? Chicas lindas y viajeras, voy cada año.

Benvolio, barriendo hojas: Yo tenía planeado acompañar a Rosie con los Di Spirito.

Romeo: yo no suelo ir, nada ahí llama mi atención ¿Tú irás?

Julieta, recostándome en el suelo: Nunca he ido, en el "internado" no era tan fácil salir.

Yo: ese punto es completamente cierto. La pregunta ahora es ¿Quieres ir? Te puedo presentar a mi familia.

Julieta: No lo sé, tal vez no sea buena idea.

Mercutio: Por Dios ¿Qué otra cosa tienes que hacer? no me digas que te quedarás encerrada con los Capuleto en casa de Rosie.

Yo: Esta hecho, vendrás conmigo.

La noche cayó sobre la ciudad, tambores sonaron a la distancia y las herraduras de los caballos hacían click clack uno tras otro a sus pasos, los gitanos se acercaban a la ciudad. La gente se acercaba a los caminos para verles pasar, una caravana enorme de caballos, carretas y personas desfilaba frente al camino principal para establecerse a las afueras de la ciudad.

El campamento estaba lleno de vida, cientos de carretas que ofrecían diversas actividades te saludaban de un lado a otro del camino, nos acercamos a una que presentaba la lectura del futuro por la Familia Di Spirito.

*Toc toc*

Madame Aurora, mi abuela, abriendo la puerta: Rosalina, niña mía. (viendo dentro) Andrei ven ya, la niña está aquí

Yo, abrazándola: ¡Hola, abuela!

Madame Aurora: ¿Pero qué estas haciendo aquí? Pensamos que te veríamos en Vincenza la próxima semana como en años pasados.

Yo: El castigo terminó, he vuelto a Verona.

Madame Aurora: Adelante, Adelante, dile a tus amigos que entren.

La carreta por dentro era bastante estrecha, los 4 apenas entrábamos medianamente cómodos, la luz era sutil y había un aura mística en el ambiente, telas moradas iban de un lado a otro del carro decorando y creando esa atmósfera de misticismo.

El diario de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora