XXVI

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La mañana era más brillante que de costumbre, o al menos para Jisung.
La última semana había sido simplemente.. increíblemente feliz.

Su vida había cambiado de una manera que nunca espero, que nunca creyó.

¿Y es que como pensaría que alguna vez estaría con alguien como Minho?
¿Que seria Minho quien lo salvaría del infierno que era su vida y que le  enseñaría a realmente vivir?

Nunca lo hubiera imaginado.

— Por favor, deja de mirarlo así — Jeongin llegó a su lado tapando la increíble vista que tenía.

Lee Minho, su adorado novio.

— No puedo evitarlo, es tan guapo.

Jeongin levantó la mirada hacia el mayor y se echó a reír.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Claro.

— Minho y tu ya...

La mirada pícara de Jeongin hizo a Jisung enrrojecer totalmente.

— ¿Que?

— Ya sabes — Jeongin sonrió de lado y Jisung trajo saliva.

— pedido de la mesa 5 saliendo.

Jisung se dió la vuelta velozmente y cogió la bandeja que el encargado de la cocina había dejado y escapó de allí, quería huir de la mirada de Jeongin.

Al dar un paso a la zona de las mesas un niño pequeño que venía corriendo con un peluche en la mano chocó con él haciendo que la bandeja que traía en las manos cayera al suelo rompiendo los vasos y platos que habían sobre ella.

Todas la miradas cayeron sobre Jisung, el niño también lo veía y podía ver una lágrima asomándose en sus pequeño ojos.

El niño se había asustado por el estruendo.

Una mano agarro al niño y lo puso atrás de él.

— ¿Que clase de gente incompetente contrata este restaurante? — un hombre vestido de traje estaba frente a Jisung, mantenimiento aún tras él al niño — ¡¿Es difícil tener cuidado?!

Jisung miro al enojado hombre frente a él e hizo una reverencia — Lo lamento señor, no ví a su hijo.

— ¿Crees que puedes disculparte y ya? ¿Que hubiera pasado si esas cosas le hubiesen caído encima a mi hijo?

Jisung no respondió y se mordio el labio inferior, de nuevo hizo una reverencia.

— Se nota que eres un inútil, deberías recoger esos platos ahora mismo ¿O estás esperando que alguien se corte con los vidrios?

Jisung reverencio una vez más y se agachó a recoger los platos, pero lo hizo tan de prisa que uno de los vidrios se clavo en su dedo haciendo que este sangrara.

— Inútil — Murmuró el hombre nuevamente y agarró a su hijo de la mano.

Jisung sintió unas inmensas ganas de llorar, miro su dedo sangrando, y se mordio el labio nuevamente.

— Inútil usted que no le enseña modales a su hijo.

La voz de Minho resonó en el restaurante.
El castaño están frente a Jisung y sus puños se apretaron al mismo tiempo que su ceño se frunció.

— ¿No sabe que en un restaurante está prohibido correr? — continuo Minho — Si alguien es culpable aquí no es Jisung, es su hijo.

Jisung se puso de pie y agarró el brazo de Minho.

TU DESTINO |MINSUNG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora