En cuanto Alaska se hubiese mejorado, su madre le dijo que se cambiase para poder ir su primera cita con el psicólogo que la atendería hasta que su "depresión" se curase, algo de lo que Alaska aún no entendía.
"Alaska, vamos, entremos" Ordena su padre mientras intenta convencer a su hija de que el psicólogo la ayudaría con sus problemas y que todo estaría bien con la ayuda de un especialista.
"Ustedes me obligan a esto, yo no quiero. Estoy bien, solo soy realista y ustedes, como padre y madre, deben aceptar que moriré" Comenta Alaska sin ninguna expresión en su rostro abandonando el carro y cerrando la puerta del mismo.
"¡No vuelvas a repetir eso!" Grita su madre desesperada por lo que su hija acababa de mencionar.
"Sabes que tengo razón, madre."