Al otro día Alaska se levantó con un dolor de cabeza inmenso. Sentía como si su cabeza fuera a explotar en cualquier momento. Antes de que todo fuera peor de lo que ya era, bajó a la cocina a comer algo para poder beberse la pastilla y ahí estaba su madre. Alaska casi se va de un lado.
"Alaska, ¿Qué tienes? " Pregunta su madre preocupada por la salud de su hija.
"Me siento mal" Susurró ella antes de desmayarse.