Calum se encontraba afuera del centro de psicología tirando piedras hacia la nada. Alaska empujó la puerta de cristal y abandonó el sitio, encontrándose con el moreno no muy lejos.
"¡Calum!" Gritó ella para llamar su atención. Calum volteó rápidamente y sonrió.
"Hey" Murmuró. La chica ya estaba en frente de él, con una resplandeciente sonrisa mostrando lo emocionada que estaba de volver a verle.
"He tenido un mal día. El psicólogo sigue presionándome para que diga algo, pero no puedo. No debo" Dice en su oído envolviendo sus pálidos brazos alrededor del cálido cuerpo de su amigo. Calum presionó a Alaska contra su pecho, acariciando su cabello lentamente, sin mencionar palabra alguna hasta que decidió romper ese silencio.
"No te preocupes, yo siempre estaré aquí para ti."