Cuando Alaska baja del auto, siente una mirada fija sobre ella y antes de entrar al centro de psicología, se encuentra con Calum, quién le sonríe ampliamente sin preocupaciones, como si todos sus problemas hubiesen mejorado y su vida fuera de lo mejor.
"Hey, Alaska" Saluda, mirándole a los ojos sin dejar de sonreír. "¿Cómo estás?
"Estoy lo suficientemente bien como para no estar aquí. Esto es pura mierda, lo odio" Gruñe la muchacha cruzándose de brazos. Esta vez sí estaba molesta con su vida, en especial con su madre.
"No te preocupes" Murmura mientras sus brazos se sitúan alrededor de su cintura, abrazándola.
"Tengo que hacerlo" Afirma Alaska, correspondiendo el abrazo que estaba dándole el moreno y se sentía jodidamente bien. Al menos eso pensaba la chica, quién solo quería olvidar las cosas que estaban ocurriendo en su vida.