Habían pasado los días, todo seguía igual. Calum por su camino y Alaska por otro camino muy diferente.
De repente, todo cambió radicalmente. Alaska dejó de tomar sus medicamentos, dejó de preocuparse por su salud y su enfermedad. Sus padres estaban más que desesperados por la salud de su hija, porque sí pronto no cambiaba su opinión ella podía morir.
Era viernes. Alaska estaba sentada en la silla de su ordenador mientras hablaba con cualquier persona en Omegle. Se sentía sola. Ya nada tenía sentido para ella.
Haber conocido a Calum por una parte había sido excelente, pero por el otro estaba arrepentida y molesta con él por lo que había dicho hace unas semanas atrás. Ahora, ambos parecían completos desconocidos.
Alaska lo había estado pensando.
Y mucho.Ya había tomado la decisión y nadie podía impedirlo.