Entre mis brazos

4.9K 560 411
                                    

—¡Eres un maldito inútil! —Todoroki apretó los dientes e intentó ignorar el escozor en su pómulo. Se mantuvo firme y no apartó la mirada incluso cuando su padre lo abofeteó frente a todo su despacho.

Sabía que era cuestión de tiempo antes de que Endeavor fuera hasta la firma. Después de todo había estado ignorando sus llamadas. 

—Si no quieres otro escándalo, te sugiero que pases a mi oficina, padre —su tono fue cuidadoso. Endeavor lo miró desde arriba con esos ojos fríos que Shouto conocía mejor que nadie. El peso de su puño era algo que había quedado marcado en su piel desde que era un niño. Al menos, ahora, su cuerpo podía soportarlo.

Endeavor caminó delante de él e ignoró las miradas espantadas de todos en la oficina. Shouto hizo un esfuerzo por hacer lo mismo. Cuando la puerta se cerró, Endeavor caminó hasta su escritorio y se sirvió un vaso de whisky. Luego, se volvió hacia Shouto y dio un sorbo, su mandíbula tan rígida que fácilmente podrías partir una castaña con ella.

—Tres malditas semanas, Shouto —siseó Endeavor. Todoroki se mantuvo en silencio. No necesitaba que su padre le recordara la ausencia de Izuku. Endeavor dejó el vaso de whisky en la mesa con un golpe seco—. La última vez que te vi me aseguraste que podrías manejar a la pequeña rata.

—El único responsable de esto eres tú, padre.

Endeavor avanzó hacia él con la misma fuerza que un tifón.

—¿Soy yo el marica que necesita que le den por el culo? —Endeavor dio un último paso hasta estar a una pulgada de distancia. Shouto no le apartó la mirada—. Me parece que ese eres tú, hijo mío. Un maldito inútil que nunca debió nacer.

—No debiste aparecer en la cena, y no debiste obligar a Izuku a hacer algo que claramente no quería hacer. Este desastre lo has provocado tú, nadie más.

Endeavor sonrió como si sus palabras fueran agua entre sus dedos. Algo se anudó en el estómago de Shouto. No le gustaba esa sonrisa.

—¿Sabes lo que vi en el rostro de Midoriya cuando te empujó? —La voz de Endeavor se deslizó llena de veneno.

Shouto apretó la mandíbula. Algo feo y burlón asomó en los ojos de su padre

—Alivio. Tu esposo prefirió un escándalo público y echarse a la maldita prensa encima antes que besarte. ¿No crees que eso es un poco humillante, Shouto?

—Lo que ocurra con Izuku y conmigo no es tu problema.

—Sí, es mi problema. Por eso me tienes aquí, por eso he tenido que lidiar con la maldita prensa desde que la escoria de tu esposo decidió jugar a las escondidas. Pero todo este estúpido numerito está a punto de acabar —Endeavor le extendió un sobre.

El ceño de Shouto se arrugó cuando sacó una tarjeta.

—¿Qué carajos es esto?

—Una invitación.

Shouto miró a su padre desconcertado.

—¿Una renovación de votos? ¿Perdiste la cabeza?

Endeavor endureció su mirada.

—En tres semanas tú y Midoriya harán una renovación pública de votos. Eso es todo lo que tienes que saber.

—¡¿Estás loco?! ¡Izuku quiere el divorcio! ¿Cómo esperas qué…?

Pero la sonrisa de su padre se ensanchó.

—Todos los hombres tienen una debilidad, hijo mío. Es el trabajo de un político conocer esas debilidades, tu esposo es tan altruista, que haría lo que fuera con el incentivo adecuado, y me temo que incluso alguien como Midoriya tiene un precio.

Dulce Tentación [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora