Consecuencias

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Izuku no tenía idea de cuánto tiempo había transcurrido desde que abandonó la casa de su madre. Quizás porque estaba demasiado borracho luego de abastecerse en una tienda de conveniencia. Ahora estaba en un estacionamiento, encerrado en el auto, con una botella medio vacía de whisky. Ni siquiera le gustaba el sabor, era demasiado intenso, y la quemadura era dolorosa, pero el dolor era justo lo que necesitaba para acallar la voz en su cabeza.

No podía dejar de pensar en todas las concesiones que había hecho a lo largo de su vida para complacer a su madre. Siempre intentando ser lo que ella deseaba, de hacer todo lo posible para que se sintiera orgullosa. El problema era que nunca parecía ser suficiente, incluso cuando accedió a estudiar la carrera que ella había elegido. Izuku se sintió un poco resentido por eso. Él quería estudiar literatura, pero las expectativas de su madre lo llevaron por un camino "mucho más adecuado" para alguien como él. A pesar de que no era en absoluto lo que deseaba, aceptó solo para verla feliz. Ahora se daba cuenta de lo ingenuo que había sido.

Pensar en su madre le provocó un nudo que le quemó la garganta, junto con un destello de recuerdos; las sonrisas fáciles y dulces, las tardes de juegos en el jardín, los improvisados bailes en la sala, las galletas a escondidas antes de la cena. Izuku jamás volvió a tener ninguna de esas cosas, no desde que su padre se fue. Su madre se encerró en sí misma, en su dolor, y en el proceso lo arrastró con ella. Él era un niño, un niño que había perdido a su mayor héroe, y cuando más necesitó a su madre, ella también se fue. La casa se llenó de sombras, y los recuerdos felices ya no podían ser reemplazados por nuevos, no cuando el pasado parecía ser la única cosa de valor.

La muerte de su padre había creado un muro entre ellos, un muro que fue imposible derribar. Izuku nunca podría reemplazar a su padre. No importaba cuánto se esforzara por ser lo que su madre deseaba. Ya estaba cansado de fingir, y por primera vez en su vida, quería ser egoísta. Quería tomar decisiones por sí mismo, y elegir estar con Kacchan era su primera y más importante elección.

En el fondo, Izuku sabía que su madre jamás aceptaría su divorcio. A pesar de los años, ella todavía se aferraba al recuerdo de Hisashi, ¿por qué lo dejaría a él desprenderse de algo que le provocaba dolor cuando ella no podía hacerlo? Izuku no podía ayudarla, no como quería, y aunque las palabras de su madre lo habían herido, no sentía odio hacia ella. Las personas se rompen, y a veces no hay forma de repararlas, y su madre estaba rota. Pero aunque podía entender sus razones, no por eso dejaba de doler.

Había llorado hasta que sus lágrimas se transformaron en un llanto frío y seco. Su teléfono tampoco había parado de sonar, la pantalla se iluminaba una y otra vez con el nombre de Kacchan en ella. Ninguna de las veces tuvo el valor para atender, en cambio, volvió a tomar la botella y bebió hasta que el alcohol quemó su garganta. No podía enfrentarlo. No en ese momento. ¿Qué se suponía que iba a decirle? ¿Cómo podría verlo a los ojos y admitir que todo había sido un desastre? ¿Qué su madre lo aborrecía por no poder seguir casado con un hombre que lo hacía infeliz?

Izuku volvió a tomar otro trago directo de la botella y su cabeza se apoyó en el volante. Tampoco quería que Kacchan lo viera reducido a esta versión vacía y miserable, incluso si lo necesitaba como nunca lo había hecho en su vida. La pantalla de su teléfono volvió a iluminar el interior del auto, y esta vez Izuku se fijó en la hora; eran las tres de la mañana. Eso lo asustó, no quería imaginar lo preocupado que estaría Kacchan por su culpa. Izuku mordió sus labios, y se recostó en el asiento, luego tomó una respiración profunda e intentó escribir un mensaje. El único problema era que no lograba presionar las teclas correctas y que la luz de la pantalla era como el sol del mediodía. Era evidente que escribir no estaba dentro de las opciones, no cuando estaba a punto de vomitar sobre el tablero del auto.

Dulce Tentación [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora