Aroma a sal

7.3K 768 331
                                    

Izuku no estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, tampoco sabía a dónde se dirigían exactamente. La primera pista llegó con el viento, un sutil olor a sal que invadió sus fosas nasales. Bakugou dio la curva y entonces Izuku lo vio: el azul profundo e insondable de un mar abierto que se extendía ante él. A un lado del camino, las olas rompían rítmicamente sobre una playa de arena negra. Las luces de colores de los puestos de comida iluminaban la playa dándole un aire pintoresco. El aire sin lugar a dudas estaba lleno de aromas tentadores. Izuku detectó el inconfundible olor del Yakisoba recién hecho y del Taiyaki al vapor, e incluso le pareció ver algunos puestos que ofrecían helados.

Bakugou estacionó la motocicleta a un costado del camino. El sonido de las olas, el aroma delicioso de los calamares a la parrilla y la luna que se reflejaba de manera clara sobre el agua lo hizo contener el aliento. Todo parecía sacado de un sueño. Incluso uno de los puestos tenía una radio en la que sonaba Stay With Me de Miki Matsubara, era una canción suave y pegadiza. Izuku estaba absolutamente encantado.

Bakugou se bajó de la motocicleta y se quitó el casco, su cabello desordenado le sacó a Izuku una enorme sonrisa. Bakugou se rio ante su expresión de felicidad y depositó un beso suave en su frente.

—Te dije que valdría la pena —su voz sonaba cálida y complacida—. ¿Tienes hambre?

—¡Sí, mucha! —dijo sin ocultar su emoción.

—Ven, vamos por algo de comer.

Bakugou entrelazó sus dedos con los suyos, Izuku mordió sus labios, sus mejillas calientes y todo su cuerpo y su corazón luchando contra ese tibio sentimiento en su pecho. Kacchan lo ayudó a bajar por unas escaleras de madera hasta que llegaron a la playa. La arena se sentía incómoda en sus zapatos, en realidad no estaba vestido para la ocasión y de seguro desentonaba con todo el ambiente. Kacchan, en cambio, parecía un aventurero que hacía una parada antes de seguir su camino; Izuku sospechaba que nunca se vería fuera de lugar, no importaba en donde se encontrara. El aire del mar agitaba su cabello rubio y lo hacía ver incluso más atractivo de lo que ya era, si es que eso era posible.

Se sentaron en unas toscas mesas de madera en un puesto de yakisoba, el aroma a aceite y cebolla caramelizada revoloteaba en el aire, sus estómagos gruñeron e Izuku se rio, al parecer no era el único que tenía hambre. En seguida, una amable mujer llegó para tomar sus pedidos. No había nada sofisticado, solo ellos disfrutando de la comida fresca del mar y bebiendo cervezas frías mientras observaban las olas frente a ellos. El cielo estaba despejado, las estrellas pululaban como pequeñas perlas adornando la noche.

Hablaron muchísimo, Bakugou le contó sobre dos nuevos locales que estaban por abrirse en una nueva sucursal en Kyoto e Izuku le contó emocionado sobre una novela fascinante que estaba leyendo.

Luego de comer, caminaron descalzos por la playa. Izuku no podía creer que de verdad estaba haciendo esto, sentía la arena fría contra las plantas de sus pies y la espuma de las olas le provocaba cosquillas en los dedos. Estaban tomados de la mano, ambos en silencio solo disfrutando de la compañía del otro.

—No sabía que el mar podía ser tan hermoso —murmuró Izuku y se acercó todavía más al cuerpo de Kacchan. El agua salada rozaba sus tobillos y los brazos de Kacchan le ofrecían calor. Su corazón era un desastre. Exhaló y trató de reunir un poco de valor—. Gracias por esto, Kacchan, por todo, yo… —dijo y se mordió los labios. Sus mejillas estaban sonrojadas y no sabía bien cómo expresar lo que sentía de forma correcta.

Bakugou se detuvo y tomó su rostro con suavidad. Sus ojos oscuros brillaban intensos e indescifrables. El corazón de Izuku empezó a latir con fuerza.

—No tienes que agradecerme —dijo y pasó sus nudillos muy lentamente por sus mejillas. Izuku se derritió ante el tacto dulce—. ¿Aún no te has dado cuenta? —Bakugou acercó su rostro.

Dulce Tentación [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora