Nuestros sueños

3.5K 457 396
                                    

Bakugou solo logró bajar sus defensas cuando Izuku estuvo a salvo en el auto, lejos del maníaco de Shigaraki, y del hijo de perra de su esposo. Lejos de cualquiera que quisiera hacerle daño. Era consciente de que estuvo a punto de perder la cabeza en esa maldita oficina. Se había aferrado a cada gota de raciocinio, y aun así, sabía que en gran parte lo había jodido todo. El bastardo de Todoroki tendría que ser estúpido para no sospechar lo que cualquiera podría ver a simple vista. 

Hace algunas semanas, habría creído que sentiría una infinita satisfacción cuando Todoroki lo supiera, pero al parecer, eso no era en absoluto lo que sentía. La vida de Izuku ya era difícil sin que su esposo sospechara que tenía un amante. ¿Y ahora qué? ¿Qué tipo de basura tramaría contra Izuku? El solo pensamiento provocó que la ira subiera por su estómago y le quemara la garganta; una emoción peligrosa, una que podía convertirlo en un monstruo sin escrúpulos con tal de proteger al hombre que amaba.

—Kacchan, ¿estás bien?

La voz de Izuku fue cautelosa, casi como si pudiera ver a la bestia que se retorcía en su interior. Bakugou trató de relajarse. Sabía que en ese momento no era la personificación de la calma y la serenidad, pero cuando los ojos de Izuku buscaron los suyos, odió la mezcla de miedo e incertidumbre que encontró en ellos. La única mirada que quería en ese rostro pecoso era una de completa felicidad. No había otra emoción aceptable.

Bakugou escuchó el clic del cinturón de seguridad y, en un instante, Izuku estaba sobre su regazo. Sus labios se encontraron en un beso que sabía como la perdición misma. Sus manos se hundieron en esos rizos esponjosos, e Izuku se retorció mientras hacía un ruidito adorable. Su lengua era tan dulce y perfecta. Bakugou no podía pensar en nada más. Shigaraki. Todoroki. Nada de eso importaba. No cuando Izuku estaba allí, y era suyo.

—Vamos a casa —susurró Izuku entre besos. Bakugou sintió una descarga eléctrica que recorrió su columna. El peso de Deku sobre sus piernas, el suave aroma de su perfume que se fundía con la dulzura natural de su piel, los sonidos pecaminosos que escapaban de esos labios que parecían creados para pertenecer a los suyos. Era tan difícil concentrarse, su cuerpo vibraba por una necesidad depredadora de obtener más, como si estuviera en medio de un maldito frenesí. Podría haber permanecido de esta manera durante horas, pero el sonido de un gemido ahogado lo trajo de vuelta a la realidad, entonces se dio cuenta de que la camisa de Izuku estaba abierta hasta su estómago y que era su lengua la que provocaba esos deliciosos gemidos. Y Dios… La vista de Izuku lo dejó sin aliento, era perfecto, con sus ojos nublados por el placer, su respiración rota y jadeante, parecía lo más delicioso que Bakugou había visto en su vida.

No pudo contener el impulso y aplastó sus labios en un beso dulce. Su pecho ardía lleno del mismo sentimiento que había despertado en él cuando se conocieron en el cafetín de la facultad. Solo que ahora esas llamas se habían transformado en un incendio, uno que prometía consumirlo debajo de su piel. Bakugou estaba loco por el hombre que tenía entre sus brazos, y era tan doloroso y perfecto al mismo tiempo. Izuku era la única persona capaz de destruirlo, y, sin embargo, estaba completamente seguro de que nunca lo haría.

En algún momento, llegó a creer que jamás podría dar su corazón de la forma en que se lo había entregado a Izuku. Todo carne, y sangre, solo suyo para hacer con él lo que quisiera.

Izuku tomó su rostro con cuidado y sus ojos brillaron llenos de las mismas llamas que lo consumían por dentro. Bakugou sonrió, y tomó su mano para dejar un beso en sus nudillos, y susurró:

—Sí, vayamos a casa.

***

Izuku estaba profundamente enamorado, y no es que esto fuera una revelación; por supuesto que sabía que amaba a Kacchan desde hace mucho. Sin embargo, era la intensidad de esos sentimientos lo que provocaba ciertas contradicciones en él.

Dulce Tentación [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora