Te amo

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Izuku contempló el cielo, las nubes negras que se alzaban sobre ellos, eran una clara señal de que pronto llegaría una tormenta. Aunque la lluvia no le preocupaba particularmente, debía admitir que en ese momento el horizonte gris no le transmitía demasiada tranquilidad.

Bakugou acarició su pómulo, y colocó con cuidado una gruesa bufanda de color vino alrededor de su cuello para protegerlo del frío. Izuku podía sentir la calidez que emanaba de la tela, el peso sobre sus hombros y el familiar aroma que calentaba su corazón. Cada pequeño gesto de Kacchan era como un golpe a punto de derribarlo. El cuidado en cada detalle, la intensidad con la que aquellos ojos oscuros lo miraban. Izuku nunca se había sentido tan amado. Ni siquiera sabía que podía experimentar tal sentimiento hasta que Kacchan llegó a su vida. Ya fuera por suerte, destino o algún dios, a quienquiera que Izuku tuviera que agradecer, lo haría eternamente.

Quizás por eso no pudo resistir la tentación y depositó un suave beso en esos labios que conocía tan bien. Kacchan lo rodeó con sus brazos, y lo tomó con fuerza contra su pecho lleno de necesidad. Era evidente que ninguno de los dos quería separarse, pero Izuku debía llegar a la firma y Kacchan ya iba tarde para una reunión.

—¿Estás seguro de que no quieres que te lleve? —preguntó Bakugou y deslizó sus dedos entre los rizos revoltosos de Izuku que ya se movían a causa del viento.

Izuku negó con la cabeza.

—No quiero que tengas problemas por mi culpa, Kacchan. Si la prensa nos llegara a ver...

—Ya te dije que me importa un carajo la prensa, lo único que me importa eres tú, nada más.

Izuku le dedicó una sonrisa suave y colocó una mano en la mejilla de Bakugou. Este suspiró y tomó su mano para besarla.

—Estoy hablando en serio, Deku. Si me necesitas, solo tienes que llamarme y vendré por ti.

—Lo sé, pero no necesitas preocuparte. Iré a la firma y hablaré con Shouto. Necesito que intentemos arreglar las cosas. También debo hablar con mi madre. —En realidad, esa era la parte que más le preocupaba a Izuku. Su estómago se llenó de una fea opresión.

—¿Arreglar las cosas? —Los ojos de Bakugou mostraron una mirada afilada.

Izuku le dio otro beso, en un intento por apaciguar su ira. Bakugou odiaba a Shouto, y no era que no tuviera razones para hacerlo, pero Izuku se sentía bastante mal por la humillación pública a la que lo había sometido. Tal vez si hubiera manejado la situación de manera diferente, la foto de Shouto en el suelo no estaría ahora en cada portada de sociales de la ciudad.

Izuku suspiró.

—Escucha, sé lo que piensas de Shouto, no estoy justificando sus acciones, pero ambos somos adultos. Necesito hablar con él y si está resentido, será aún más difícil que acceda a firmar los papeles del divorcio. Quiero que podamos llegar a un entendimiento. Shouto es un abogado, al igual que yo, y si no llegamos a un acuerdo, no podremos avanzar.

Bakugou se le quedó viendo por un momento. No parecía demasiado convencido por sus palabras.

—¿Seguro que puedes con eso?

Izuku sonrió.

—Puedo hacerlo, Kacchan, ¿no sé supone que soy un despiadado abogado?

Al contrario de lo que Izuku pensó, Bakugou no le devolvió la sonrisa. Sus ojos se veían serios y su rostro se fruncía en un claro gesto de preocupación. Izuku tomó su rostro de nuevo y lo miró directo a los ojos.

—Kacchan, te prometo que voy a estar bien, confía en mí, confía en que puedo con esto.

El rostro de Bakugou se suavizó un poco.

Dulce Tentación [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora