La astucia de un zorro viejo

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Por la expresión que tenía su secretaria, Izuku supo de inmediato que algo estaba muy mal. Ella ni siquiera perdió el tiempo en decirle nada, solo le abrió la puerta de la oficina donde Shouto ya se encontraba de pie, esperándolo.

—Buena hora para aparecer. Te llamé toda la maldita mañana, ¿para qué carajos tienes un teléfono si no vas a atender?

A Izuku no le gustó nada la actitud de Shouto, era la misma que había tenido todo el tiempo que estuvo con Inasa. No era que importara, pero ya no pensaba aguantar ninguno de sus maltratos.

—¿Qué haces en mi oficina? —dijo, y cerró la puerta. Si esto se trataba del contrato del hotel, no quería que se filtrara ningún tipo de información. Debía ser cauteloso.

—¿Qué crees que hago? —respondió Shouto, como si hubiese hecho la más estúpida de las preguntas—. ¿Tu secretaria no te lo ha dicho? Tal vez si pensaras con la cabeza, en vez de con la polla, no estaríamos hasta el cuello en esta mierda. —Shouto tomó una carpeta de la mesa y se la lanzó. Izuku la atrapó apenas—. Anda, léelo por ti mismo. Y si tienes una idea de cómo podemos salir de esto, soy todo oídos.

Izuku no necesitaba abrir la carpeta para saber que se trataba del contrato de compra del hotel, aun así, lo hizo. Empezó a pasar las hojas una por una, y el pánico comenzó a llenar todo su cuerpo.

—Es imposible que este sea el mismo contrato —su voz falló y volteó a ver a su esposo, como si quisiera que esto solo fuera una mala broma.

Shouto parecía querer ahorrarse la etapa de la negación, porque dijo:

—No te molestes, ya lo he revisado, cada cláusula, cada letra, incluso hice venir a un experto en fraude por si se trataba de alguna falsificación en las firmas. Este es el contrato original, el mismo que firmaron Bakugou y Shigaraki esa tarde.

Izuku sostuvo la carpeta tan fuerte, que se escuchó el sonido de las hojas al arrugarse.

—Es imposible, Shouto. Lo he revisado. Sabes muy bien… —Izuku guardó silencio. Su mente comenzó a ir a toda velocidad. Estaba seguro de que había revisado el contrato una infinidad de veces, nunca se había separado de él, al menos…—. Tú fuiste la última persona en tenerlo —dijo casi sin voz.

Shouto se echó a reír.

—¿Es en serio que me quieres hacer responsable de esto? ¿Qué carajos gano yo? —su voz salió contundente e Izuku vio en su rostro que no estaba mintiendo—. Bakugou no me importa lo suficiente para joder la firma completa, ¿crees que este escándalo se mantendrá en secreto? No, Izuku. Seremos el maldito hazme reír de todos. No mantendremos ni un solo cliente después que se sepa que hemos jodido un simple contrato de venta, y además uno millonario. Tu maldito amante no lo vale, así que no, no he tenido nada que ver con esta mierda.

Izuku se mordió los labios de la furia. Odiaba la forma en que Shouto se refería a Kacchan. Tuvo que hacer un enorme esfuerzo por respirar, le gustara o no, tenía que encontrar la manera de arreglar esto, y para hacerlo necesitaba a Shouto. Kacchan no podía perder el hotel. Izuku sabía lo mucho que se había esforzado por obtenerlo. No podía quitarle algo tan importante, mucho menos si había sido a causa suya.

—Pues alguien lo ha hecho, alguien tuvo que haber modificado el contrato, una persona que tuviera acceso a mi oficina. No hay otra explicación. —Izuku trató de pensar en los posibles culpables, pero nadie venía a su mente. Su oficina normalmente estaba cerrada con llave, y siempre estaba su secretaria. ¿Cómo podría un externo haberlo cambiado con tanta facilidad? No. Alguien dentro de la oficina debió haberlo hecho. Quizás Shigaraki le había pagado a alguien para que lo hiciera. O quizás fue una persona que nadie vería como una amenaza. La mirada de Shouto cambió de repente.

Dulce Tentación [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora