𝐓𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐡𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧𝐞𝐝

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—Bueno, culpa mía no es —crucé mis brazos luego de haberme sentado en el suelo junto a R2

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—Bueno, culpa mía no es —crucé mis brazos luego de haberme sentado en el suelo junto a R2.

"No me ayudes mucho" recibí un regaño de Ani en tono burlesco.

El tal Obi se estaba pasando de listo conmigo y no, cariño, conmigo no. —Maestro, usted sabía lo mucho que ansiaba venir a Tatooine. Lo sabía más que nadie —Anakin interfirió en la pesada mirada del adulto. —Yo no-

—Eres un irresponsable, Skywalker.

—El que avisa no es traidor, dicen por ahí —murmuré por lo bajo, lo cual al parecer no fue tan bajo como pensé porque si las miradas mataran. Obi Wan me habría dejado veinte metros bajo la arena. —Yo nomás digo...

¿Qué no sé cerrar mi bocota acaso?

—Mi madre fue vendida, maestro —cambió de tema. —Debo buscarla, le prometí que volvería por ella. Kaia dice que sigue aquí en Tatooine —bajó la cabeza con tristeza. Oí a R2 chillar a mi lado, se notaba triste también aunque no sé si un droide realmente tenga sentimientos.

Quizá lo habían programado o qué se yo. No sé de las tecnologías de hoy en día.

—Cliegg Lars la tiene. Es lo único que sé, Obi —puse tres dedos sobre mis labios. —Lo siento, señor maestro de Anakin... oiga, ¿Y Qui Gon? —me pregunté eso desde que vi llegar al tipo este. —Él si me caía bien, no es que usted no me caiga bien, o sea no lo hace, pero-

—Basta, ángel —Ani puso una mano sobre mi hombro. —Disculpe, maestro. Ella es así.

¿Fue una ofensa? Yo no te conocía así, Anakin.

Obi Wan carraspeó con fuerza. —El maestro Qui Gon falleció tiempo después de salir de Tatooine, ahora si nos disculpas, debemos irnos —peinó su cabello con ambas manos y posteriormente acomodó sus ropas. Alzó una mano y esperó de espaldas uno segundos. —¿Qué esperas, padawan?

Levanté mi mano y tomé con suavidad la muñeca de Skywalker. Me negaba a dejarle ir una vez más, quiero ser egoísta.

Podía esconder mi dolor ahora, pero sé que no podré por mucho más tiempo. Necesito a Anakin conmigo y sé que el me necesita porque lo siento, su agarre es fuerte a mí. Dio un par de pasos hasta quedar de pie detrás mío, con un mano agarrada a mi hombro y la otra aprisionada entre mis dedos, sé lo que quiere.

—No pienso irme sin ellas.

—Por ningún motivo, volveremos a Coruscant y no se discute.

Bueno, se hizo lo que se pudo.

Olvídate de que me iré sin ustedes.

Se pudo, se pudo, se pudo.

—No sé qué es lo que pensaba, me alegra tenerte con nosotros, Kaia —balbuceó Obi Wan detrás de mí, iba sentado en el suelo de la nave o más bien, iba en modo bolita. ¿La respuesta?

Pasaron cosas.

El hombre no habló por varios minutos, minutos en los que Anakin y yo veíamos todas las opciones en las cuales podría encontrarse Shmi. Cada fin de nuestras teorías era peor que la anterior, hacía de todo para no caer en la locura porque sé que Anakin ya cayó cuando se enteró del por qué su madre no estaba esperándole en Tatooine.

—Beru... —me recordé. —¿Recuerdas a Beru Whitesun? —asintió sin despegar la mirada del camino. —Ella me habló de su prometido antes de irse, era un tal... Owen... ¡Owen Lars! No hay muchos Lars por estos lugares, podemos ir casa por casa y tal vez-

—¿Ya no tienes relación con ella?

—Desde que se casó, para nada, pero debe ser algún Lars de esos —muchas veces se me ocurrió ir en busca de Beru, pero al ser esclava de Watto no tenía libertad alguna para salir. Con él presente no podía respirar fuerte ni toser porque mi ruido le molestaba y cuando no estaba, dejaba a un tipo cualquiera para que me cuidase.

Pésima forma de cuidar a una chica, porque fueron cientos de veces las que trataron de propasarse conmigo y no podía decir nada porque temía de ser asesinada. No pasaba a mayores finalmente porque sabía cómo entrar a sus mentes podridas, veía todas las cosas que planeaban hacerme y sentía repulsión, prefería ser asesinada a ser ultrajada.

La verdad es que mi mayor miedo es morir sin que nadie se dé cuenta y que mi cuerpo quedé a la intemperie en alguna zanja, nunca tuve dignidad y quisiera tenerla cuando ya no esté.

—Al norte hay una familia Lars, no perdemos nada yendo casa por casa... —comenté tratando de apaciguar el triste clima de la nave, intenté bajar la tensión de su mete y fue en vano.

No puedo hacer más, Anakin tiene más fuerza que yo.

Nos exaltamos de sobremanera cuando el bulto en el suelo se movió estrépito, Obi Wan había despertado y no se veía contento, claro que no. Yo seguía gritando como si fuera lo más horrendo que había visto y no lo era, Obi era atractivo en cierta parte, pero alejaba esos pensamientos de mí porque tengo entendido que los jedis pueden entrar a la mente de las personas.

Ups

—No les voy a decir nada porque no es el momento, me duele mucho la cabeza —se recompuso con una mano sobre su frente, quitando las gotas de sudor. —Detén la nave, padawan —Ani bajó la velocidad, más no se detuvo. —Te ordeno que te detengas —. Puso una mano en el tablero al darse cuenta de que Anakin no le haría caso y la nave se detuvo de sopetón.

Ani se recostó en el asiento, con frustración comenzó a jugar con sus dedos mientras evitaba la mirada fija de Obi Wan.

—No podemos dejar a Shmi —mierda, se me salió.

—¿Dijiste podemos?

—No...

—Si, dijiste podemos —se acercó amenazante. —Sólo somos Anakin y yo, tú te quedas aquí.

No me diga eso que lloro.

—Maestro ya basta, vine por Kaia y no me regresaré sin ella. Ahora debemos ir por mi madre y liberarla —dejó de mover sus manos y regresó su atención al tablero de la nave, no obstante, sus manos se detuvieron antes de encender los botones. —Es mi mamá, por favor, señor...

El tipo hizo un movimiento extra con su capa y me apuntó con un dedo para que me levantase, hice lo que quería y me senté en el suelo a remover cuantas cosas encontraba, me sentía inútil porque quizá, en algún momento, pude haber buscado a Shmi antes de perder su paradero por completo.

Quizá el que no podía eran sólo excusas.

—¿Cómo hiciste para entrar a mi mente, niña? —levanté la mirada confundida.

—¿A qué te refieres... digo, se refiere?

Me miró de pies a cabeza por décima vez, me removí intrigada. —Tienes fuerza, es grande y extraña. Habías dicho que conocías al maestro Qui Gon, ¿serías tan amable de comentar qué es lo que hablaban?


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𝐓𝐀𝐓𝐎𝐎𝐈𝐍𝐄 ᴬᶰᵃᵏᶤᶰ ˢᵏʸʷᵃˡᵏᵉʳ ᶠᶤᶜˑDonde viven las historias. Descúbrelo ahora