𝐘𝐨𝐮 𝐰𝐢𝐥𝐥 𝐧𝐨𝐭 𝐝𝐢𝐞

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El sol de la mañana entraba tímidamente por la ventana, bañando la habitación con una luz cálida y reconfortante que me hacía sentir en casa, pero no en mi hogar; mi hogar es Anakin y no está conmigo ahora

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El sol de la mañana entraba tímidamente por la ventana, bañando la habitación con una luz cálida y reconfortante que me hacía sentir en casa, pero no en mi hogar; mi hogar es Anakin y no está conmigo ahora. El canciller pidió su presencia y aunque nos costó salir de la cómoda cama, fue obligado por mí a ir, después de todo es un superior y aunque me dé mala espina, debemos hacerle caso.

Me acomodé en mi sillón favorito, uno blanco que Padmé había elegido especialmente para mí debido a su comodidad. Entendía un poco los celos de Sola al tener la atención de su hermana puesta en mí la mayor parte del tiempo, yo me sentiría así si mi hermana —si tuviera una— me hiciera a un lado por una completa desconocida, pero, por otro lado, me siento tranquila porque al parecer los droides médicos se percataron de mi estado y no permitieron que me acercara a ellos ni a las maquinas de rayos x, así que no debo trabajar en nada hasta el parto y un par de días para acostumbrarme a mi bebé.

El embarazo había sido algo sin duda inesperado, una sorpresa que se llevó una parte de mi salud, pero me ha traído esperanza en un futuro que veía complicado. Cada día que pasaba, sentía una conexión más profunda con la vida que crecía dentro de mí, pero tenía una pequeña duda.

Un par de dudas, mejor dicho.

A veces, cuando estaba sola y en silencio, sentía una presencia doble. Como si no solo una, sino dos pequeñas vidas estuvieran respondiendo a mis caricias y a mis chistes malos de cada mañana, me era extraño el hecho de que Anakin no hubiera notado las presencias extras en nuestra vida cotidiana y no tendría por qué, después de todo, estos últimos días se la ha pasado más con el canciller que conmigo, pero no me molesta, es su trabajo.

—¿Serán dos? —me pregunté a mi misma. —Oye... o oigan, no sé —pellizqué mi vientre con suavidad. —¿Son dos o es que me estás jugando una broma de mal gusto? porque yo soy la de las bromas tontas, no me vengas a quitar mi lugar.

Reí tontamente al darme cuenta de que estaba amenazando a mi bebé, que aún no nacía.

—Lo que seas, o cuantos sean, estoy lista para lo que venga, con más miedo que la mierda, pero tranquila... ¡ignora lo que dije! —me golpee la frente al notar que había soltado una grosería y mi bebé podría oírla. —¡Perdón!

Oí la puerta abrirse y me enderecé, no había notado que tenía la espalda encorvada.

—¿Con quien diablos hablas? —Obi levantó una de sus claras cejas y solté una carcajada nerviosa. —Ahora además de rara, ¿estás loca también?

—No tengo cara para negártelo —me tiré aire con mis propias manos, me había puesto nerviosa ante la idea de que Obi Wan pudo haber oído mi conversación anterior. —¿No oíste nada... no lo sé, extraño?

—Siempre dices cosas extrañas, pero no, sólo te escuché pedirle disculpas al aire —entró como si fuera su casa y tomó asiento a mi lado. —Que buen sillón, con razón no te levantas de aquí.

𝐓𝐀𝐓𝐎𝐎𝐈𝐍𝐄 ᴬᶰᵃᵏᶤᶰ ˢᵏʸʷᵃˡᵏᵉʳ ᶠᶤᶜˑDonde viven las historias. Descúbrelo ahora