𝐀𝐧𝐝 𝐭𝐡𝐞 𝐜𝐡𝐢𝐥𝐝𝐫𝐞𝐧 𝐭𝐨𝐨

671 76 0
                                    

Abrí mis ojos al sentir un gran peso sobre mi pecho; Anakin estaba allí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abrí mis ojos al sentir un gran peso sobre mi pecho; Anakin estaba allí.

Mis brazos a penas podían sentirse, mis piernas eran como una masa que simplemente existía en el espacio y mi mente era un conjunto de imágenes borrosas. Oía pequeños sollozos de su parte y mi corazón ardía. —¿Ani, qué sucede?

Levantó su rostro, dejándome ver sus ojitos humedecidos y rojos, supongo ante tanto reprimirse el llanto. —Ángel, que bueno que despiertas —dejó un corto beso en mi frente y trató de alejarse, pero no le dejaría así de fácil, pues hay dolor en su alma. Él sabía lo que yo quería hacer. —Déjame sentir, quiero que me duela, preciosa.

—¿Qué sucedió como para que estés así? —tomé su mano y la apreté con fuerza, pues esta estaba temblorosa. Negó. —Anakin, dime.

Negó una vez más y titubeó. —Nada importante.

Podía negar una y mil veces, pero sus ojos no mentían. —Está bien, no te obligaré a decirme, pero déjame hacer que te sientas mejor —sentía una pérdida en el y mi alma también dolía al saber que mi suposición era real. Sus ojos son el reflejo de la pérdida más grande que una persona puede tener; la pérdida de una madre. —Por favor...

—No quiero que absorbas mi dolor, no te preocupes, Ángel —acercó su rostro al mío, al punto de chocar nuestras respiraciones. —Sólo... déjame sentir tu aroma —bajó su rostro hasta mi cuello, en dónde escondió su rostro y reí al sentir su trenza caer a lo largo en mi cuello, porque me hacía cosquillas. Me removí bajo su cuerpo. —Quiero sentirte.

Abrí mis ojos con sorpresa.

Me había preparado mentalmente para hablar, pero abrió las sábanas de la cama en la que me encontraba y se acostó a mi lado, con la parte lateral de su rostro sobre mi pecho. —Me gustan mucho tus latidos, son música para mis oídos —cerró los ojos. Oh, así que a eso se refería. Mis mejillas se tornaron rojas muy rápido, por lo que inevitablemente reí. —¿De qué te ríes?

—Nada... —no logré mantenerme seria. Mierda.

—¿Qué clase de respuestas son esas, Ángel? —lanzó un par de carcajadas, por lo que supondré que entró a mi mente. Que aprovechado. —¿Soy un aprovechado por esto?

—¿A qué te ref- ¡Que putas fue eso! —alegué sintiendo como sus labios se pegaban a mi cuello y su respiración caliente hacía que mis vellos se erizaran.

—Un besito —rió una vez más. "¿De qué te ríes?" —De nada... —rodé los ojos.

Vi sus ojitos y caí ante ellos, esa mirada que antes era de un azul brillante, ahora son casi negros, lo que me daba la impresión de muchas cosas y la verdad no puedo opinar de ello, no podía porque sabía en qué acabaría.

Mis brazos rodearon lo que más podía de su espalda y mis piernas rodearon su cadera, haciendo presión.

¿Realmente estamos haciendo esto?

¿Te molesta? preguntó mientras repartía besos por mi cuello y clavículas,.

En absoluto respondí haciendo más presión de la que debería haber hecho, porque su respuesta ante esto fue un gruñido que me hizo pensar en el montón de cosas que podríamos hacer ahora que hemos roto el código de amistad que teníamos.

Y el código jedi no podría importar menos.

Abrí los ojos al sentir pequeños mordiscos en el lóbulo de mi oreja izquierda, miré a Anakin una sola vez y volví a girar en mi lugar para seguir durmiendo. Su pecho subió y bajo ante sus carcajadas. —Ángel... —me llamaba. —Ángel, no creo que te guste que Obi Wan te vea así, ¿verdad? Porque si sí, entonces estás en graves problemas conmigo.

—¡¿Qué dices?! —me levanté de golpe, mirando hacia todos lados, pero al no ver a Obi Wan me giré para jalar su trenza con leve fuerza. Se quejó con una sonrisa de oreja a oreja, cosa que no parecía tanto una queja. —Me espantaste, bruto.

—¿O sea que si querías que mi maestro te vea desnuda? 

—¡Claro que no!


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Luego de una larga sesión de aftercare* había llegado el momento que ninguno de los dos quería tocar, pero era necesario por completo. —Entonces... —le animé a seguir.

—Salí de esa tienda que tenían, que estaba por poco cayéndose a pedazos. Me topé con los moradores que la habían torturado... —suspiró ansioso. —Y los maté, Ángel.

Oh, eso si que no lo sabía. Hablando con honestidad, yo pensé que les había pegado o inclusive les había amputado brazos o qué sé, ¿pero matarlos? ¿Un padawan podía hacer eso?

—Pero fue en defensa propia, porque ellos eran violentos, ¿verdad?

—No —sus dedos se enredaron en uno que otro mechón de mi cabello. —No sé si decírtelo, preciosa.

—Nos tenemos confianza, Ani. Podemos decirnos lo que sea y sabemos qué el otro no nos juzgará por ello —enredé sus piernas con las mías por debajo de las sábanas. —Siempre te comprenderé.

—No creo que lo hagas.

—Lo haré —besé apenas la punta de su nariz. —Aunque no te obligaré si no quieres. Porque estás en todo tu derecho de negarte a hacerlo y respetaré eso.

Bajó la mirada, con una mezcla de tristeza y rabia en sus ojos. Una combinación que nunca había visto en ellos, junto a un pequeño destello que tampoco había visto antes; dorado. —Los maté por venganza... disfruté haciéndolo y sinceramente lo haría otra vez.

—¿Mataste sólo a los que la lastimaron? —pregunté con el corazón en la mano. Negó cabizbajo. —¿A cuantos entonces...?

—A todos lo que estaban allí —tomó mi mano. —A los que no estaban los busqué y los maté también, porque la ira era tan grande en mí que solo quería eliminar a todo aquél que le haya hecho daño a mi madre o lo haya encubierto.

—Oh...

—Y a los niños también.


Aftercare: cuidado posterior al encuentro sexual

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aftercare: cuidado posterior al encuentro sexual.

𝐓𝐀𝐓𝐎𝐎𝐈𝐍𝐄 ᴬᶰᵃᵏᶤᶰ ˢᵏʸʷᵃˡᵏᵉʳ ᶠᶤᶜˑDonde viven las historias. Descúbrelo ahora