𝐀𝐰𝐚𝐤𝐞

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—Entonces, no

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—Entonces, no... no saliste con nadie mientras estabas en Tatooine, ¿verdad?

Sabía que Anakin haría esa pregunta en algún momento, y honestamente ya se estaba demorando en ello. Miraba hacia todos lados menos a mis ojos, me evitaba y sus manos temblaban un poco, me dio ternura. —¿Con quien saldría? ¿con un tuksen?

—Ángel... —susurró dolido y fue cuando recordé lo que sucedió con los moradores, mierda, lo había olvidado de esa manera. 

Perdóname Shmi.

—¡Lo siento tanto! ¡perdóname, Ani! —quise abrazarlo, pero se hizo hacia atrás y se giró para darme la espalda. ¿De verdad se había molestado? claro, como no. Había nombrado a quienes asesinaron a su madre y yo de tonta llego y los nombro. —Debería aprender a cerrar la boca.

—Si y no te perdono —cruzó sus brazos.

Maldita sea. La había cagado en grande.

—Pero... ¿de veritas estás molesto?

—Si.

—¿De veritas veritas?

—Si, Ángel... digo- —soltó un suspiro, lo que me dio a entender que no estaba realmente molesto. Lo abracé por la espalda y aunque intente juntar mis dedos en su pecho, fue imposible. —No puedo estar molesto contigo, y si lo hago, golpéame con un sable, no en la cara de preferencia. Debo conservar mi rostro.

Deshice mi abrazo y di un par de saltos por la hierba hasta quedar frente a él. —Jamas podría golpear ese rostro tan bello, pero si puedo hacer... una cosa... que... —me paré de puntitas hasta que mi respiración chocó con la suya y sonreí al verlo cerrar sus ojitos. —¡Esto!

Estiré mi mano y le di un tirón a su trenza, por lo que abrió los ojos de inmediato y se soltó a correr detrás de mí.

Fue totalmente tonto el hecho de que pensé que podría escapar de él.

Con mis dedos hice una pequeña bola de fuerza y la tiré hacia sus pies, haciéndolo caer y perder su rapidez con la que me perseguía. Se levantó tan rápido como pudo y trató de levantarme con su fuerza, pero la esquivé y corrí con más fuerza. Entré en pánico cuando lo vi muy cerca de mi y yo ya no podía correr más porque me dolían las costillas. Hice una bola más de fuerza y se la lancé una vez más a los pies, pero me espanté cuando lo vi caer de cara.

No, mierda. Su rostro no.

El miedo recorrió mi cuerpo al notar que no se levantaba. —¡Perdóname! ¡soy una bruta! —seguía sin ponerse de pie, ni siquiera se movía. —¿Anakin...?

Me mato si le pasa algo.

Me agaché para girarlo y sentía el latido de mi corazón en la garganta. Por dos cosas, uno, si muere me muero con él y dos, me acusarían de asesinato al elegido. —No me hagas esto, maldita sea... oye, vamos... levántate —no pude decir más palabras porque mi voz se quebró y con ello, me puse a llorar a su lado. —Perdón...

𝐓𝐀𝐓𝐎𝐎𝐈𝐍𝐄 ᴬᶰᵃᵏᶤᶰ ˢᵏʸʷᵃˡᵏᵉʳ ᶠᶤᶜˑDonde viven las historias. Descúbrelo ahora