Muérdago

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Punto de Vista General:

Observo su alrededor con detenimiento. Niños riendo y jugando con luces de bengala, parejas felices disfrutando de la compañía del otro así como familias reunidas y felices era lo que tenía en su campo visual. Todos los ciudadanos de Monterrey se hallaban reunidos en aquella feria improvisada que el alcalde se había propuesto organizar. Aún le sorprendía la idea que tuvo el alcalde al querer organizar una feria con motivo de año nuevo pero al menos le alegraba que esta vez no los arrestaran si no celebraban nada.

Aún se preguntaba cómo es que había terminado por asistir a aquel evento pero luego recordó las incesantes súplicas de sus hermanas sobre sería divertido, que habría comida, que seria para celebrar año nuevo y un millón de cosas más que no tuvo más remedio que decir que si a todas sus súplicas. Claro que gran parte de la culpa la tenía la líder al convencerla de alguna u otra manera.

Suspiro momentáneamente. Tiritó un poco debido al frío por lo que se arregló aquel suéter de lana que su familia le había obsequiado en navidad y emprendió camino entre la multitud. 

Pronto darían la cuenta regresiva por lo que se dispuso a buscar a sus hermanas y amigo, algo que claro le resultaría complicado debido a que las otras chicas de The Warning se la pasaban de puesto en puesto agasajándose de comida y el chico quien sabe dónde estaría. 

Buscó entre el inmenso mar de personas al igual que los puesto de comida y de juegos pero no vio señales de ninguno de los miembros de la banda. Detuvo su andar al sentir un par de manos cubrirse los ojos.

—Adivina quién soy.— Le dijo una voz a sus espaldas fracasando en el intento de sonar con un acento extranjero. Sonrió con gracia.

—Un tonto que reprobó la clase de lenguas extranjeras.— Se burló riendo por lo bajo.

El chico removió las manos de sus ojos y la pelirroja se giró para verle con una sonrisa en su rostro.

—Oye, no es mi culpa. La maestra me odia.— Reclamó haciendo un puchero infantil.

—Si, claro— Rió ante el acto.

Después de un par de risas más se dispusieron a caminar hacia el lugar donde se daría la cuenta mientras el chico aún insistía sobre que la profesora tenía algo en contra suya a lo cual la pelirroja solo atinaba a reírse. Nunca se cansaría de aquel comportamiento infantil que T/N muchas veces mostraba. Llegaron al lugar de la cuenta regresiva y fijaron su vista en el reloj digital que había sido instalado para la ocasión. Tenía marcado las 11:55 así que aún tenían algo de tiempo libre.

—Hey, Pau—la chica volteo ante el llamado—Ten— Dijo y estiró su brazo ofreciéndole una caja.

La pelirroja tomó el paquete con ambas manos y lo miró curiosa. Era una pequeña caja envuelta en papel de regalo color celeste y adornada con un hermoso lazo plateado. Miro al chico sin comprender. —Navidad ya pasó...—

—¿Quién dice que no puedo darte un regalo cualquier otro día del año?— Sonrió y se llevó las manos a los bolsillos de su abrigo . —Vamos, ábrelo.—

La chica miró el regalo y después a su amigo para después disponerse a abrir el presente. Estiró un extremo del lazo y al final este cedió transformándose en una cinta. La hizo a un lado para después tomar la tapa de la caja, la abrió con lentitud y se sorprendió al ver lo que había en el interior. 

Dentro había una pequeña rama con un par de hojas verdes y algo puntiagudas en sus costados así como era acompañada por unos pequeños frutos rojos y redondos. En el rostro de Paulina se hizo presente un pequeño sonrojo.

—¿E-es...?—

—Creo que ya sabes que significa ¿No?— Preguntó T/N tomando el pequeño racimo de muérdago levantarlo por encima de su cabeza. Una sonrisa adornaba su rostro al igual que un tenue sonrojo se hacía presente en sus mejillas.

La chica lo miró atónita un par de segundos más para después tomar una gran bocanada de aire en un intento de calmarse. 

Se acercó al chico con el corazón latiendo a mil por hora y colocó sus manos en los hombros de él para después pararse en puntas. Las desventajas que traía ser de baja estatura. Cerró sus ojos con lentitud al igual que el chico y acercó su rostro al de él con lentitud. 

Ambos sentían la respiración del otro así como sus rostros arder de nerviosismo a la par que sentían un nudo en el estómago. Sintieron el roce de los labios del otro que terminó en un inocente beso lleno de sentimiento.

¡Tres!

¡Dos!

¡Uno!

¡Feliz Año Nuevo!

Se separaron de aquel pequeño beso mientras una sonrisa de felicidad adornaba sus rostros.

—Feliz año nuevo, T/N.— Dijo juntando su frente con la de él.

—Feliz año nuevo, Pau.— Alzó su rostro y depositó un pequeño beso en la frente de la pelirroja.

One-Shots (Pau Villarreal)Where stories live. Discover now