One-Shots (Pau Villarreal)

Lastimarse

El dolor se sentía bien. Dejó que lo llenara, dejó que se filtrara por sus venas para que todo lo que fuera, todo lo que sería, fuera dolor. Dejó que lo superase, se dejó perder en ello, se sentía bien. Amaba el dolor. 

Amaba como su sangre se escurría lentamente por todo su brazo y caía en el agua, Era hipnotizante el ver cómo su sangre al caer al agua daba una ilusión de explosión. y se formaba una nube de sangre en el agua cristalina.

Amaba sentir la fría cuchilla de su navaja recorrer su brazo cortando su piel en el proceso, le encantaba restregar agua oxigenada en las heridas. Era excitante como las heridas sangraban más al usar ese químico. Adoraba cortar sus brazos y piernas, podía pasarse todo el día cortando cada trozo de su piel.

Sus amigos sabían que se hacía esa tortura, el uso diario de pantalón y sudaderas inclusive en días calurosos lo habían delatado, y aún más el uso de vendajes lo hacía más evidente. Pero ellos nunca le dijeron que se detuviera. ¿Por qué? Porque a ellos no les importaba cómo estuviera él. Se dijo a sí mismo muchas veces. No les importaba, no les importaba. No le importaba a ella.

Nadie sabía cómo le dolía el corazón, se lo habían destrozado en millones de pedazos y se los aventaron. Por Dios, cómo amaba y odiaba a esa chica, su hermosa chica.

Él no era suficiente para ella, él no era lo suficientemente bueno para ella. Le entregó su corazón, le confesó todos sus sentimientos, pero al final todo importó una mierda. Él era mejor, él era mucho más inteligente, más culto, más simpático, tenía un futuro más brillante. Esas fueron las razones por las que ella lo dejó.

A pesar de que se intentó convencer de que sería algo pasajero y que sería algo que no le afectaría, no lo logró. No sentía que fuese algo pasajero, ella era su razón de ser, por ella intentó mejorar y ser una buena persona cada día de su vida. Ese sentimiento no era pasajero, se había enamorado de ella.

Flashback:

—¡Lárgate T/N, vete de mi vida, desaparece, no te quiero volver a ver!— Gritó Paulina.

—¿Por qué Paulina? Yo te amo— Dijo T/N llorando. No sabía porque su novia lo trataba así.

—¡Pero yo ya no!¡Eres patético, un inútil, no sabes hacer nada más que tocar la maldita batería!¡No entiendo como llegué a sentir algo por ti!— Volvió a gritar la chica.

T/N simplemente salió corriendo de ahí.

Fin de Flashback:

Esas palabras no salían de su cabeza. Cuando ella le gritó que se alejara de ella, que saliese de su vida, esos gritos fueron el peor dolor que pudo sentir, un dolor que lo destrozaba, un dolor que lo mataba. Pero él merecía el dolor, merecía ser lastimado, él fue quien estropeó todo. Era su culpa no ser lo mejor para su vida. Era demasiado ciego ¿en serio creyó que podía darle algo bueno a Paulina en la vida? De verdad que era estúpido.

A pesar de que la adoraba con todo su ser tenía que afrontar la realidad, no eran compatibles. Sus personalidades eran tan diferentes, ella tenía todo planeado, tenía todo listo con anticipación. Mientras que él era un desastre, T/N no era capaz de organizar un día de su miserable vida. 

Estaban destinados a estar separados.

T/N decidió entregarse al dolor, esperando que finalmente fuese capaz de abandonar este mundo, esperando que dejase de arruinar la vida de los demás. Amaba el dolor, lo amaba de igual forma como a Paulina. 

Ya llevaba poco más de un año lastimándose, más de un año cortándose las venas, en más de una ocasión intentó arrebatarse la vida, pero hasta en eso era un inútil. Simplemente no podía.

Lo intentaba, vaya que lo intentaba. Día tras día, semana tras semana, esperando que en algún momento llegase a perder tanta sangre como sea posible para morir.

T/N le preguntó a su mejor amiga y a el imbécil que le robó a su novia que si debería suicidarse, ambos respondieron que no. Cuando le presentó la idea a Alejandra, esta le dijo en un regaño que no pensara en ese tipo de cosas, que la vida no sería lo mismo sin él. Pero cuando se lo preguntó a aquél tarado, este le respondió que no lo hiciera, porque quería verlo sufrir.

Pero eso se acabaría hoy, ya había complacido mucho a ese idiota, ya lo había visto sufrir demasiado. Era el momento de morir.

Con la poca fuerza emocional que le quedaba, intentó no tomar su navaja y seguir cortándose.

¿Por qué iba a dejar de lastimarse? Si en verdad le encantaba la sensación del metal sobre su piel. Así que lo hizo, realizó un último corte profundo en su brazo viendo como su sangre escurría.

Al final, si fue un gran día.

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Nunca debió alejarse de su lado. Eso era todo lo que Paulina podía pensar. Llevaba varios días pensando en eso. Recordó como ese chico rubio lloraba en la habitación de ella, recordó cómo lo trató. Se sentía mal por haber hecho eso. Trataría de disculparse con él. 

Con cada paso que daba el terror en ella creció, con cada paso le daba una sensación de que algo malo había pasado. Atrás de ella venían Alejandra y Daniela. Las tres hermanas sentían nervios.

Cuando llegaron a la casa de T/N notaron que la puerta estaba sin seguro, cuando entraron al hogar del baterista sintieron un escalofrío en la espalda. Empezaron a buscarlo por toda la casa, fueron a su cuarto, pero no se encontraba allí, fueron al cuarto de su hermana y el resultado fue el mismo. 

Pero cuando entraron al baño...

Lo vieron.

Paulina corrió hacia el cuerpo inerte de T/N, llorando su nombre, se encontraba perdida sin él. Ella se había provocado esto. Era su culpa.

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T/N no la escuchó gritar su nombre, no sintió cuando sacudía su cuerpo, tampoco sintió sus lágrimas mojar su rostro lleno de heridas, no sintió cuando ella abrazó su cuerpo intentando de forma patética buscar el calor que él le brindaba cuando la abrazaba. No reconoció sus labios besar su rostro y boca. No sintió nada, él era nada y el dolor se había ido, finalmente todo se había acabado.

Finalmente había muerto.

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El funeral había terminado, Paulina se encontraba llorando de rodillas frente a la lápida de T/N. ¿Cómo pudo dejarlo ir?¿Cómo no se dio cuenta del daño que le había provocado a él y ella misma?

La imagen de cómo el ataúd de T/N descendía lentamente hasta ser enterrado era la peor que Paulina había visto en su vida. Ver cómo echaban tierra sobre ese ataúd la destrozó por completo. Era una pesadilla.

La chica sintió unos brazos en sus hombros, ella esperaba que fuesen los de T/N, pero no fue así. Era Daniela quien la abrazaba.

—Quisiera estar muerta Daniela, yo merezco eso.— Dijo Paulina mientras las lágrimas caían sobre su rostro.

—Paulina, no digas ese tipo de cosas. No creo que a T/N...— Dijo Daniela, pero fue interrumpida por Paulina.

—No digas su nombre por favor. Lo maté, lo abandoné y dejé que se hiciera esta atrocidad. Lo amo, pero fui tan ciega y estúpida que no me di cuenta de ello hasta muy tarde. Y ahora él está muerto. Todo por mi culpa.— Susurró.

Daniela no respondió nada y abrazó más fuerte a la pelirroja.

Una brisa chocó en el rostro de Paulina, en ese momento la chica sintió una inmensa felicidad. Sabía que era T/N despidiéndose de ella.