¿Qué Más Da? (+16)

125 8 0
                                    

Punto de Vista General:

La noche era más oscura de lo normal y una ligera y refrescante brisa veraniega soplaba desde todas partes removiéndole ligeramente el cabello a la joven mujer que caminaba torpemente mientras sus pies se entrecruzan haciendo que diera pequeñas eses. La calle estaba desierta y no se oía otro sonido más que los pasos descompasados de la chica.

La cabeza le daba vueltas y apenas podía distinguir las figuras de cuanto veía. A pesar de la reconfortante brisa, se encontraba acalorada y mareada, pero aún así el peor malestar lo tenía en el corazón.

Con los ojos rojos y brillantes por las continuas lágrimas que se desbordaban de ellos, la joven le dio un buen trago a la botella de licor que sostenía de forma temblorosa entre sus manos.

¿Cuánto llevaba ya? ¿Una? ¿Dos botellas? Le sorprendía el solo hecho de que aún se encontrara consciente. ¿Por qué no se desmayaba ya? ¿Por qué no perdía el conocimiento y dejaba de sufrir al menos durante unos momentos?

Por triste que pareciera ella había salido aquella noche con esa intención. Beber de forma compulsiva hasta perder el conocimiento en alguna calle poco transitada había sido su objetivo desde que había salido por la puerta de su casa hacía ya más de cuatro horas.

Cansada de andar sin rumbo intentando perder el conocimiento sin conseguirlo decidió sentarse en la acera antes de darle otro trago a la botella. Apoyó su cabeza en la dura pared ya que le pesaba demasiado y sentía que no podría mantenerla mucho más sobre sus hombros. Debido al vestido sumamente corto que llevaba y a la posición en la que estaba sentada la chica con las piernas entreabiertas se podía ver perfectamente su ropa interior.

—Pero ¿Qué más da?— Pensó la joven. —De todas maneras no hay nadie por aquí.—

Inclinó de nuevo la botella para darle otro sorbo. El licor le quemó la garganta, pero agradeció el fuerte sabor del alcohol. Se limpió de nuevo las lágrimas de los ojos aún sabiendo que iban a volver a salir en menos de un par de minutos.

Entre las borrosas sombras que alcanzaba al ver su pobre visión nublada por la gran cantidad de alcohol en su cuerpo, consiguió distinguir una silueta humana. La joven pensó en ponerse de pie e intentar aparentar conservar algo de dignidad.

—Pero ¿Qué más da?— Volvió a pensar la chica. —De todas maneras ya no importa nada.—

—¿Paulina?— Preguntó la figura con una conocida voz. —¿Estás bien?—

La chica solo hizo un esfuerzo para hacer algo más nítida la forma de la persona que le hablaba sin contestar a su pregunta, pero entre la oscuridad de la noche y la borrachera no lo consiguió. Aunque de todas maneras ya había reconocido la voz del recién llegado.

—Cuanto tiempo T/N.— Saludó la joven con dificultades para pronunciar antes de darle otro trago a la botella.

—¿Qué haces ahí tirada? Esta calle es peligrosa. Hay muchos delincuentes.— Contestó el chico con preocupación.

—No me pueden robar, no llevo dinero encima, me lo he gastado ya todo.— Contestó Paulina mientras mostraba la botella ya casi vacía.

—Da igual, a la gente de por aquí no le importa solo el dinero, parece que estés pidiendo a gritos que te violen, no seas idiota. Levántate.—

Paulina hizo caso omiso a las palabras del adulto y le dio otro largo trago a la botella hasta que se la terminó.

—Tal vez es lo que quiero.— Respondió Paulina en un susurro.

—¿Qué te pasa? ¿Te has vuelto loca o qué?—

—Y si esta calle es tan peligrosa ¿Qué haces tú por aquí?— Cuestionó la ex-baterista.

One-Shots (Pau Villarreal)Where stories live. Discover now