Capítulo XXVIII

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Sophia

El sol se despedía en el horizonte mientras el avión descendía hacia la ciudad que nunca duerme. Mi corazón latía con una mezcla de emoción y nerviosismo. Nueva York, la ciudad de los sueños, se extendía ante mis ojos como un lienzo de luces destellantes.

Habíamos volado desde Houston hasta esta metrópolis imponente por una razón que aún me costaba creer. La empresa para la que trabajaba iba a participar en un evento benéfico de alto perfil y Dave había decidido llevarme a mí y a mi compañera de trabajo, la eficiente Lucy, para trabajar en un proyecto importante en paralelo.

El zumbido del motor disminuyó mientras tocábamos tierra, y mi estómago dio un vuelco. Miré por la ventana y, de repente, me encontré inmersa en el caleidoscopio de luces y edificios que conforman el horizonte neoyorquino. El corazón me martilleaba en el pecho mientras el avión se deslizaba por la pista, acercándome a un nuevo capítulo de mi vida.

A mi lado, Lucy me sonrió tranquilizadoramente.

—No te preocupes, Soph, será una experiencia inolvidable—dijo, y asentí nerviosa.

Salimos del avión y nos sumergimos en el bullicio del aeropuerto. Nueva York nos recibió con una ráfaga de aire fresco y el sonido constante de voces y pasos apresurados. Lucy y yo seguíamos a Dave, llevando nuestros maletines llenos de documentos y laptops, como hormigas trabajadoras en medio de una colmena gigante.

El trayecto hacia el hotel fue una sucesión de calles iluminadas y rascacielos que se alzaban hacia el cielo nocturno. Los nervios seguían ahí, pero la emoción de estar en una ciudad tan vibrante y llena de posibilidades empezaba a eclipsarlos.

Llegamos al hotel, un imponente rascacielos que desafiaba la gravedad. Mientras subíamos por el ascensor, miré a través de las paredes de cristal, maravillándome de la vista panorámica que se desplegaba ante mí.

La habitación era lujosa, con una vista impresionante de la ciudad que paralizó mi respiración por un momento. Me sentía como un pez pequeño en un océano gigante, pero algo en el brillo de las luces de la ciudad y la promesa de nuevas oportunidades me llenaba de determinación.

—Esto es emocionante —comentó Lucy mientras nos preparamos para el evento de beneficencia.

Me mordí el labio inferior. —Aún no puedo creer que estoy aquí.

—Es verdad. Es como un sueño hecho realidad. Esta noche, debemos brillar —dijo con determinación. —El evento estará lleno de empresario millonarios. —Finalizó, guiñándome un ojo.

No pude evitar sonreír ante las intenciones de mi compañera de cuarto.

—Me pregunto si Ethan Jameson estará allí —comentó mientras se ajustaba el vestido.

Cuando escuché su nombre, mi pulso se paralizó. ¿Acaso sería posible? Cuando le había comentado a Anna sobre la invitación de Dave, una chispa de audacia había brillado en sus ojos. No había logrado descifrar sus intenciones en ese momento, pero ahora, todo comenzaba a tener sentido.

Lucy me miró con curiosidad, notando mi cambio de expresión.

—¿Soph? ¿Te pasa algo?

Negué con la cabeza, intentando disimular mi sorpresa.

—No, no es nada. Solo estaba distraída. ¿Qué dijiste?

—Me preguntaba si Ethan Jameson va a asistir al evento. Sabes de quién hablo, ¿verdad?

Respiré profundamente, intentando mantener la compostura frente a las revelaciones de Lucy. Mi mente estaba llena de pensamientos turbulentos, y una mezcla de emociones se agitaba dentro de mí. La idea de encontrarme con Ethan después de tanto tiempo era aterradora y excitante al mismo tiempo.

—Ethan Jameson... sí, claro que sé quién es. El magnate de los negocios, el hombre de los titulares. ¿Por qué lo mencionas? —pregunté, tratando de sonar despreocupada, pero mi corazón latía con fuerza.

Lucy sonrió con malicia, como si estuviera a punto de revelar un secreto emocionante.

—Bueno, he oído rumores de que está soltero. ¿No crees que este evento sería la oportunidad perfecta para llamar su atención?

—Lucy, no sé si sea una buena idea... —murmuré, sintiendo un cosquilleo de nervios en el estómago.

Ella me lanzó una mirada desafiante.

—Soph, estás en Nueva York, en el evento de beneficencia más exclusivo del año. ¿No crees que es el momento perfecto para dejar una impresión duradera?

Intenté permanecer calmada. Lucy no sabía sobre mi pasado con Ethan y de cómo había roto mi corazón, y pretendía que siguiera así.

—Ethan Jameson es un hombre ocupado, rodeado de personas influyentes. No creo que pueda llamar su atención de esa manera. Además, es posible que no asista —respondí, tratando de convencerme a mí misma más que a Lucy.

—Sí, es verdad. No es una persona muy social.

Fruncí el labio intento contener los celos injustificados que habían comenzado a apoderarse de mí. —Parece que sabes mucho sobre él.

—¿Bromeas? —Me respondió— Todos saben quién es. Y la noticia de que está soltero se esparció como polvo en el aire. Aunque las malas lenguas dicen... —Se detuvo.

Tragué saliva. —¿Qué dicen?

Suspiró hondo. —Dicen que hubo una tercera en discordia. Por eso rompió con su novia.

—¿Una tercera en discordia? —murmuré, tratando de no atragantarme con las palabras.

¡Dios mío! Ya estaba en boca de los demás. ¿En qué mundo de cuentos de hadas había vivido para no darme cuenta de que involucrarme con alguien tan influyente como Ethan no traería consecuencias? ¿Sabrían que esa tercera en discordia era yo?

Lucy asintió con solemnidad. —Sí, al parecer. Pero ya sabes cómo son los rumores. No siempre son completamente ciertos.

La habitación del hotel parecía más pequeña de repente, como si las paredes se cerraran a mi alrededor.

Lucy me observaba con interés, quizás intuyendo que algo más estaba pasando en mi interior de lo que yo estaba dispuesta a admitir. Mi mente se debatía entre el deseo de volver a ver a Ethan y la necesidad de protegerme de cualquier tormenta emocional que pudiera desencadenarse.

—Soph, ¿estás bien? —preguntó Lucy con una expresión de genuina preocupación.

Traté de sonreír para tranquilizarla. —Sí, solo me sorprendió un poco. No pensé que la vida de Ethan Jameson pudiera convertirse en tema de conversación aquí.

Lucy se encogió de hombros. —La vida de alguien como él siempre es tema de conversación, ¿no crees? Pero volviendo al evento, ¿qué te parece si nos centramos en disfrutar de la noche y dejamos de lado los chismes?

Asentí, agradecida por el cambio de tema. Mientras nos dirigíamos hacia el salón de eventos, no podía evitar preguntarme si Ethan estaría allí y, en caso afirmativo, cómo reaccionaría al verlo después de tanto tiempo.

Al llegar al lugar, nos encontramos inmersas en una atmósfera de lujo y glamour. Las risas, la música y el tintineo de copas llenaban el aire. Era un mar de caras conocidas y desconocidas, y mi corazón latía con una mezcla de emoción y ansiedad.

Lucy y yo nos sumergimos en la atmósfera festiva, saludando a conocidos y charlando con otras personas del mundo empresarial. Sin embargo, mi mente no podía dejar de divagar hacia la posibilidad de encontrarme con Ethan. A medida que avanzaba la noche, la tensión en mi interior crecía.

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