Capítulo XIX

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Ethan

Salí del departamento sintiéndome como el peor canalla de todos los tiempos. No dejaba de cometer errores. Había intentado enmendar las cosas, pero terminé empeorando todo. No solo había herido a Sophia de nuevo, también había engañado a Isabelle una vez más y había estado a punto de hacerlo de nuevo, si no hubiese recibido su mensaje. 

Quizás el karma me estaba castigando por todas las veces que había juzgado a mi padre. Negué con la cabeza. No. Yo no era como él. Mi padre usaba a las mujeres por diversión, yo no me divertía con esta situación. Estaba sufriendo. 

Me senté en el auto y golpeé el volante con fuerza. Perdí la cuenta de la cantidad de tiempo que permanecí ahí, en ese estacionamiento, odiándome. Si pudiese volver el tiempo atrás, haría las cosas diferentes. 

Saqué mi celular y marqué el número de Sophia. Sin embargo, no me atreví a llamarla. Solo empeoraría aún más la situación. Le escribí un mensaje en su lugar.

Sufro por Isabelle, pero por ti me muero.  

Presioné enviar y salí del lugar a toda velocidad. Necesitaba alejarme de ahí lo antes posible. Sophia no me respondió. Sabía que no lo haría. Después de todo, ¿qué podría decirme? No había nada que nadie pudiese decir que cambiara el hecho de que yo había asumido un compromiso hacía mucho tiempo y debía responder por mi decisión. En el fondo, sabía que ella lo entendía. 

Con la mente aún nublada, conduje hasta la empresa. En ese momento, lo único que me podía calmar era el trabajo. Recordé que tenía que revisar unos documentos y quizás podría aprovechar el tiempo para enviar un mail a la constructora de Nueva York. Si podía cerrar ese trato, mi independencia de "Jameson y Asociados" estaría un paso más cerca. Aunque independientemente de eso, sabía que no me sería difícil abrirme camino en el mercado inmobiliario. Había logrado hacerme de renombre y ya había recibido varias llamadas de inversionistas importantes en la costa Atlántica e incluso de México. 

Abrí la puerta de la oficina y me sorprendí al encontrarme a Nicholas detrás del escritorio.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Buenas tardes para ti también. Por cierto, te ves fatal.

—No esperaba encontrarte en la oficina. 

—Necesitaba escaparme de Anna y de la locura del casamiento por unas horas. Te lo juro. Escucho la palabra "cena de ensayo" una vez más y me volveré loco. 

—Tú solo te metiste en esto, amigo. —Le respondí con tono de broma. 

Nicholas suspiró hondo. —Lo sé. No sé en qué estaban pensando. 

—Creo que el problema era que no estabas pensando.

—Bueno, ya conoces a Anna. Con ella es todo o nada. Y yo quiero todo. 

—Si no fuera porque estás hablando de mi hermana, te diría que tu romanticismo da asco. Pero como eres mi amigo y amo a mi hermana, solo puedo decirte que no puedo estar más que feliz de saber que se casa contigo — le dije con total honestidad. Era verdad. Nicholas amaba a Anna y estaba seguro de que la haría feliz. 

Asintió con la cabeza. —¿Quieres un café? Acabo de pedir uno.

—No. En este momento necesito un whisky. —dije, desplomándome en uno de los asientos de la oficina. 

Nicholas me lanzó una mirada curiosa. Luego, se acercó hacia la mesa de las bebidas y me sirvió un vaso. No dijo nada mientras servía la bebida, pero sabía que su mente estaba contemplando los infinitos escenarios posibles para mi necesidad de beber alcohol. Me lo alcanzó y estaba a punto de decirme algo cuando golpearon a la puerta. 

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