Capítulo XXII

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Sophia

La recepción de la boda fluía muy natural y el ambiente se sentía alegre y relajado. La buena música, los tragos en la mesa y las anécdotas de los chicos mantenían mi mente alejada de Ethan. Éramos cuatro personas en este rincón del salón. Stephen y su novia y Ben y yo.

Cuando uno de los mozos pasó a nuestro lado, Ben bajó un trago para él y otro para mí. Hice un gesto, ya que aún me dolía la cabeza por la resaca de la noche anterior. 

—No te hará daño —rio.

—Vine con el auto y estos tragos están cargados. Además, aún no me recupero de anoche —respondía.

Stephen rio. —¿Así que la pasaron bien? —Había intención oculta en su comentario, lo que me hizo sentir incómoda. Ben solo rio.

—Sí, nos ha dejado una buena resaca.

—¿Cómo es eso de que estás con el auto? —consultó Eva —Pensé que habían venido juntos.

—Insistí, pero no sabes cuán cabeza dura es —reprochó Ben.

—Es que me sentiría fatal si por mi culpa debía regresar antes —me excusé.

—No planeas irte temprano, ¿verdad?

Me encogí de hombros. —No lo sé. Pensaba quedarme hasta que Anna y Nicholas se fuesen.

Como era costumbre, Anna y Nicholas dejarían la fiesta luego de la recepción para irse de luna de miel. La fiesta seguiría, pro supuesto, pero no pensaba quedarme. 

Ben estaba a punto de decir algo, pero Anna se sumó al grupo y le quitó la copa de su mano. 

—¿Vieron a la novia de papá? ¿Pueden creer que la muy perra vino de blanco? —Sonaba muy enfadada. 

—No es blanco —dijo Ben.

—Da igual. ¡Es crema! Todos saben que esos colores están prohibidos en las bodas, al menos que seas la novia —intervino Eva.

—Bueno, hazle lo mismo en la suya con tu padre —Ben se encogió de hombros.

—No, iré de negro. Luto absoluto. Incluso me pondré un tocado haciendo juego. Y puede que me emborrache y haga un escándalo.  

—Vamos, Anna. No seas exagerada —intenté tranquilizarla. 

—Te lo juro. La odio —dijo, empinando la copa hasta vaciarla. 

 En ese momento, Nicholas se sumó, tomándola de la cintura. —¿No creen que es la novia más hermosa del universo? —dijo, besándola en la mejilla. 

Sonreí. La tensión en el rostro de Anna se suavizó y todos comenzamos a bromear nuevamente. No sé si fue casualidad, pero justo giré la cabeza cuando Ethan e Isabelle se acercaban por el pasillo. Quise apartar mis ojos de él, pero no pude. Ethan caminaba a paso tranquilo, con la mano libre metida en el bolsillo delantero del pantalón. 

Cuando estuvo más cerca, sus ojos se fijaron en los míos. Finalmente, fui yo quien apartó la mirada, sintiéndome incómoda. Los dos se terminaron de acercar e Isabelle me sonrió, pero no era una sonrisa honesta. Había algo extraño en su mirada que no supe descifrar. Se me quedó mirando por un tiempo bastante prolongado y me hizo sentir aún más incómoda. Era raro porque nunca se había comportado así. Intenté no darle importancia y tomé otro sorbo de mi copa. 

—¿Estás bien? —consultó Ben al oído.

—Sí — le sonreí. 

La conversación giró en torno a temas triviales y algunas anécdotas de los chicos, en especial, de la época de la universidad. Luego bailamos, reímos y despedimos a los novios. De vez en cuando, mis ojos se cruzaban con los de Ethan, pero me esforzaba por apartar la mirada deprisa. También descubrí a Isabelle observándome más de lo habitual. No quería dejar que la paranoia me invadiera, pero sentía una sensación extraña en el pecho. 

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