Ya te perdoné (Katsuki x Tn)

Capítulo 34

CAPÍTULO 34: MITSUKI BAKUGO PARTE DOS

NARRA MITSUKI
[Sí, sigue narrando ella]

No recuerdo exactamente en qué momento fue. Solo recuerdo que Katsuki tendría aproximadamente dos años cuando sucedió.

Las 21:39. Ya había acostado a Katsuki, Masaru estaba a punto de llegar del trabajo, y en nada me iría a dormir. De hecho, estaba a punto de ir ya a mi cuarto cuando alguien tocó la puerta.

Iba a ir a mi ritmo, a ver, tenía sueño, y no estaba de humor como para soportar a quien fuera que llamara a la puerta tan tarde. La sorpresa me la llevé cuando abrí.

-Mitsuki- Dijo él, aparentemente aliviado.

-¿Touma? ¿Qué pasa? ¿Está todo bien?- Pregunté yo tan sorprendida como preocupada.

-¿Te he despertado?- Ignoró mis preguntas.

-No. Ya iba a dormirme.

-Lo siento- Se disculpó él. En ese momento empezó a llover, así que no le dejé acabar y le invité a pasar.

-Pasa, pasa, vas a quedarte congelado, hombre.

-No, no es necesario. Voy con algo de prisa. Más bien, ¿podrías hacerme un favor?

-Claro, ¿qué pasa?

-¿Podrías quedarte con las niñas un rato? Me ha surgido algo urgente y mo sé con quién dejarlas.

Entonces reparé en ellas. A su lado, en un carrito, Kazumi y TN estaban acostadas, una encima de la otra, dormidas.

-¿Y Yuna?- Pregunté yo.

-Ha aparecido un villano. Se fue hace unos quince minutos solo, pero yo necesito irme y no puedo dejarlas solas.

"¿Otro? Pero esta mañana ya acabó con uno..." Pensé.

Yuna era heroína. Ella había estudiado en la UA, en el departamento de educación general. Su quirk, que potenciaba el quirk de quien ella quisiera, no parecía muy importante al principio, pero cuando sus notas rozaron la excelencia y su quirk se volvió lo suficientemente poderoso como para ayudar a más de un héroe contra más de un villano, además de poseer otras habilidades en la pelea sin quirk, la escuela no tuvo de otra que transferirla al departamento de héroes.

Así fue que terminó por convertirse en una gran heroína. Ay, nuestra Yuna. Cuando la transfirieron, nos obligó a Inko y a mí a quedar en esa cafetería, dónde nada más vernos, nos gritó "¡Estoy en la clase de héroes!". Su sueño era ser heroína profesional, y no dudábamos de que lo lograría.

-Esta bien, yo me ocupo de ellas. Pero Touma, ¿qué sucede? Tu trabajo no provoca estas urgencias de la nada, ¿está todo bien?- Yo estaba preocupada. Por él, por Yuna y por las niñas. Eso no era normal, no en Touma.

-Ha pasado algo, Mitsuki. No puedo decirte el qué, pero...- Cerró los ojos con fuerza, apretó la mandíbula y se despeinó con una mano- Prométeme que, pase lo que pase, protegerás a Yuna y a las niñas.

-¿Q-qué?- Toda la situación empezaba a asustarme.

-¡Prométemelo!- Por un momento, vi en su rostro algo de... ¿desespero? Sí, era eso. Y miedo. Lo que no sabía era de qué- Por favor, prométeme que las cuidarás- Sus ojos empezaron a lagrimear.

-Está bien. Pero, si pasa cualquier cosa, no dudes en llamarme, ¿vale?- Accedí, maldiciendo que no contestara mis preguntas. 

-Mil gracias- Dijo con una sonrisa aliviada, empujando el carrito con las niñas hacia dentro cuidadosa pero rápidamente- Y por favor, no le digas nada de esto a Yuna.